Lee atentamente el siguiente relato: Las medias de los Flamencos Horacio Quiroga Cierta vez las víboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y los sapos, a los flamencos, y a los yacarés (1) y los pescados. Los pescados, como no caminan, no pudieron...
Reflexión – Entretenimiento – Humor
El rótulo
Lee atentamente el siguiente texto: El rótulo Pfeiffer, Rubin -Señor Sardena- dijo el joven al propietario de una pescadería, -me llamo Arenque. Soy pintor de rótulos y veo que Ud. no tiene letrero como los otros tenderos. Mire Ud., por favor, el rótulo de su...
Niños sabios
Lee el texto que está a continuación y luego contesta las preguntas: Niños sabios Pfeiffer, Rubin Los domingos se reúnen los campesinos en la cantina para tomar algo y charlar con sus amigos. Se divierten mucho de esta manera. A veces discuten asuntos serios,...
Cuento Policial
Lee el siguiente cuento y luego resuelve las consignas: Cuento Policial Marco Denevi Rumbo a la tienda donde trabajaba como vendedor, un joven pasaba todos los días por delante de una casa en cuyo balcón una mujer bellísima leía un libro. La mujer jamás le...
El verdadero valor del anillo
Leé atentamente el siguiente texto: El verdadero valor del anillo Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda. - Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe...
Lupertius se enoja todos los jueves
Lee atentamente el siguiente texto: Lupertius se enoja todos los jueves Ema Wolf El señor Lupertius vivía en Bánfield. Era un hombre tranquilo y de buen carácter, muy cortés con sus vecinos. Pero los jueves se enojaba muchísimo. Cuando le preguntaban por qué se...
Un hombre, sus animales y el cielo
Lee atentamente el siguiente relato: -------------------------------- Un Hombre, su caballo y su perro, iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme, cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de...
La Muerte
Lee el siguiente relato: La Muerte Enrique Anderson Imbert La automovilista (negro el vestido, negro el pelo, negros los ojos pero con la cara tan pálida que a pesar del mediodía parecía que en su tez se hubiese detenido un relámpago) la automovilista vio...