La creciente

Lee atentamente el siguiente relato:

 

La creciente
Juan Carlos Dávalos

Don Ventura Perdigones era un gallego verdulero que había en Salta.
Desde Vaqueros, donde tenía su hortaliza, llevaba todas las mañanas al pueblo una arganada1 de verduras frescas para vender por las calles.la-creciente
Vaqueros es un lugar que dista dos leguas de la ciudad, y está situado en la margen izquierda del río de ese nombre.
Y digo río, porque se llama así en mi tierra, mal que pese al estricto sentido del vocablo, lo que en invierno apenas parecen arroyos apacibles, y en verano se tornan con las lluvias, en formidables avalanchas de barro y piedras.
Una mañana venía el Vaqueros por demás crecido, como dice la gente de mi provincia. La noche anterior había caído una tormenta en los cerros, y, con tumultuoso estrépito, las turbias aguas arrastraban gruesos troncos y pesados pedrones.
A lo largo de la orilla, numeroso paisanaje a caballo esperaba que pasase lo recto de la crecida para atravesarlo. Perdigones, encaramado en su asno, estaba allí con las árganas repletas de repollos y lechugas. Quería pasar cuanto antes, sin atender a los consejos de algunos que le señalaban el peligro; y porfiadamente taloneaba a su bestia, y se paraba en los estribos a ver por dónde se lanzaría.
Y Perdigones que sí y el jumento2 que no, bruto y hombre pugnaban por hacer cada cual su gusto, con grande regocijo y mofa de los presentes.
—No dentre3, don Ventura. Mire que la creciente lo va a trapiar4— decía uno.
—De ande5 lo han de convencer, si este gallego es más porfiao6 que una clueca gritaba otro.
Asojítese7 bien, no sea que pierda los yolis8 —vociferaba un tercero.
—¡Vaya, vaya, hombre! —contestaba Perdigones—. Paréceme a mí que no hay motivo pa’9 tanta alharaca.
—Por lo que es éste, a mí no me gana —decía del asno y lo molía de firme.
la-creciente1Al fin triunfó Perdigones, si bien más le valiera no haber triunfado; porque zamparse10 el burro, desquiciarse de la montura los yolis, y hacerse una balumba11 de hombre y bestia, y reatas y verduras, todo fue uno. La rápida corriente los arrastraba.
Los gauchos armaron al punto sus lazos y se los arrojaron al infeliz de don Ventura, que a manotones y zambullidas y vueltas de carnero en medio del agua, ni pudo, ni atinó con los auxilios.
Y mal acaba el lance, si no logra prenderse, con todas las fuerzas que le restaban, a las raíces de un sauce ribereño.
Y ya en tierra firme, pasado el susto, un paisano le dice al gallego:
Velay12, pues, ño13 Ventura, aura14 que se ha salvao15, dé gracias a Dios; porque esto ha sido un milagro.
Y el gallego malhumorado y tiritando le contestó:
—Hombre, dí tú gracias al sauce; que las intenciones de Dios fueron ahogarme.

Glosario

1 – Arganada: contenido de las árganas, cilindros de cuero crudo abiertos por la parte superior que sirven para llevar mercancías a lomo de caballo.
2 – Jumento: asno, burro.
3 – Dentre: entre
4 – Trapiar: hacerlo trapo.
5 – Ande: donde.
6 – Porfiao: porfiado.
7 – Asojítese: variante de sujétese.
8 – Yolis: árgana de cuero o madera.
9 – Pa’: para.
10 – Zamparse: de zampar, golpear o castigar.
11 – Balumba: bochinche, barullo.
12 – Velay: hélo ahí.
13 – Ño: apócope (es decir, forma más breve de una palabra) de señor.
14 – Aura: ahora.
15 – Salvao: salvado.

Actividades

1. ¿Quién era don Ventura Perdigones? ¿Qué características puedes mencionar de él?
2. ¿Cuál era su mayor defecto?
3. Al tratar de cruzar el río, ¿quién demostró más sabiduría, don Ventura o su burro? Explica.
4. Aparte de la forma de hablar, ¿qué otras características denotan la procedencia campesina de los personajes que aparecen en el relato?
5. El autor usa el humor como recurso para entretener al lector, ¿dónde y cómo lo utiliza?
6. ¿Crees que don Ventura tiene razón al afirmar que lo salvó el sauce y no Dios? ¿Por qué?
7. ¿Qué enseñanza se puede sacar de la historia de don Ventura Perdigones?
8. Completa:

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1 Comentario

  1. La creciente hecho el trabajo

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