Los grandes reyes lentos

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Los grandes reyes lentos

Roger Zelazny

Drax y Dran estaban sentados en el gran Salón del Trono de Glan, hablando sobre la vida. Monarcas en virtud de su intelecto y su físico superiores —y del hecho de que eran los últimos dos supervivientes de la raza de Glan—, se repartían su gobierno sobre el planeta y sobre su único súbdito, Zindrome, el robot de palacio.
Drax había estado reflexionando durante los últimos cuatro siglos (era del tipo lento) sobre la posibilidad de vida en otros planetas de la galaxia.
Así pues:
—Dran —dijo, dirigiéndose al otro (que estaba mostrando una cierta curiosidad acerca de sus pensamientos)—, Dran, he estado pensando: Puede que exista vida en otros planetas de la galaxia.
Dran consideró que debía responder a esto, mientras el mundo giraba varias veces alrededor de su sol.
—Cierto —admitió finalmente—, es posible.
Tras varios meses, Drax respondió:
—Si es así, deberíamos buscarla.
—¿Por qué? —preguntó Dran con idéntica prontitud, lo cual hizo que el otro sospechara que él también había estado pensando en el mismo tema.
Así que midió cuidadosamente su próxima afirmación, estudiando primero cada palabra dentro de la blindada retorta de su cráneo reptiliano.
—Nuestro reino está más bien poco poblado en estos momentos —observó—. Sería bueno volver a tener muchos súbditos.
Dran lo miró de reojo, luego volvió lentamente la cabeza. Cerró un ojo y medio cerró el otro, inventariando de arriba abajo a su cogobernante, cuyo aspecto, como sospechaba, no había cambiado desde la última vez que lo había mirado.
—Eso también es cierto —admitió—. ¿Qué sugieres que hagamos?
Esta vez fue Drax quien se volvió, evaluándolo directamente.
—Creo que deberíamos averiguar si hay vida en otros planetas de la galaxia.
—Hummm.
Transcurrieron dos rápidas rondas de estaciones sin nada de particular, luego:
—Déjame pensar en ello —dijo, y volvió la cabeza. Tras lo que consideró un cortés período de tiempo, Drax carraspeó.
—¿Has pensado ya lo suficiente?
—No.
Drax se esforzó en enfocar sus ojos en el casi subliminal haz de luz azulada que atravesaba, atravesaba de nuevo y luego volvía a atravesar el Salón mientras aguardaba.
—¡Zindrome! —llamó al fin.
El robot ralentizó sus movimientos hasta casi una inmovilidad de estatua para adecuarse a su amo. De su miembro derecho asomaba un plumero.
—¿Llamaste, gran Señor de Glan?
—Sí, Zindrome, mi valioso súbdito. Esas antiguas espacionaves que construimos en días más felices y nunca llegamos a usar. ¿Hay alguna de ellas que sea todavía capaz de funcionar?
—Lo comprobaré, gran Señor.
Pareció cambiar ligeramente de posición.
—Hay trescientas ochenta y dos —anunció—, de las cuales cuatro se hallan en condiciones de funcionar, gran Señor. He comprobado todos los circuitos operativos.
—Drax —advirtió Dran—, te estás arrogando una vez más poderes no autorizados. Deberías haber conferenciado conmigo antes de emitir esa orden.
—Me disculpo —admitió el otro—. Simplemente deseaba acelerar un poco las cosas, por si tu decisión era que preparáramos una expedición.
—Has anticipado mi decisión correctamente —asintió Dran—, pero tu ansiedad parece hablar de un propósito oculto.
—Ningún propósito excepto el bien del reino —sonrió el otro.
—Puede que sea así, pero la última vez que hablaste de «el bien del reino» los disturbios civiles que siguieron nos costaron nuestro otro robot.
—Aprendí mi lección y le he sacado provecho. Debo ser más juicioso en el futuro.
—Espero que así sea. Ahora, acerca de esa expedición…, ¿qué parte de la galaxia tienes intención de investigar primero?
Siguió una pausa llena de tensión.
—Había supuesto —murmuró Drax— que tú conducirías la expedición. Siendo el monarca más maduro, tuya debería ser la decisión más adecuada respecto a qué especies en particular son o no merecedoras de nuestro esclarecido gobierno.
—Sí, pero tu juventud tiende a hacerte más activo que yo. El viaje sería conducido más expeditivamente por ti. —Enfatizó la palabra «expeditivamente».
—Podemos ir los dos, en naves separadas —ofreció Drax—. Eso sería lo bastante expeditivo…
Su acalorado debate se vio interrumpido por el equivalente metálico de una tos.
—Mis amos —sugirió Zindrome—, siendo lo efímera que es la vida media de los materiales radiactivos, lamento informaros que sólo una espacionave se halla en estos momentos en condiciones operativas.
—Eso resuelve el asunto, Dran. Tú irás. Requerirá una mente activa el manejar una nave con problemas de potencia.
—¿Y dejar que tú fomentes mientras tanto los disturbios civiles y usurpes poderes que no te han sido concedidos? ¡No, irás tú!
—Supongo que podríamos ir los dos —suspiró Drax.
—¡Excelente! ¡Y dejar el país sin líderes! Ése es el tipo de pensamiento estúpido que nos ha traído a nuestra actual situación política.
—Mis Amos —dijo Zindrome—, si alguien no se decide pronto, esa nave será también. inútil. Ambos estudiaron a su sirviente y aprobaron la, rápida cadena lógica forjada por esa simple afirmación.
—Muy bien —sonrieron al unísono—, irás tú.
Zindrome inclinó obsequiosamente la cabeza y salió del gran Salón del Trono de Glan.
—Quizá debiéramos autorizar a Zindrome a construir facsímiles de sí mismo —señaló Dran tentativamente—. Si tuviéramos más súbditos podríamos hacer más cosas.
—¿Has olvidado nuestro más reciente acuerdo? —se horrorizó Drax—. Un número superfluo de robots fue lo que tendió a estimular el faccionalismo la última vez, y alguna gente se volvió ambiciosa… —Dejó que su voz se arrastrara a lo largo de los años para dar mayor énfasis a sus palabras.
—No estoy seguro de que tu última alusión no contenga una acusación oculta —empezó a decir cautelosamente el otro—. Si es así, permíteme advertirte acerca de la irreflexión…, y recordarte quién fue el que elaboró el Pacto de Protección Monorrobot.
—¿Crees que las cosas serán diferentes en el caso de una multitud de súbditos orgánicos? —inquirió el otro.
—Definitivamente —dijo Dran—. Hay un cierto elemento irracional en el racionalismo del ser orgánico que lo hace menos receptivo a las órdenes directas que una máquina. Nuestros robots, al menos, fueron fieles cuando les ordenamos que se destruyeran los unos a los otros. Los irresponsables súbditos orgánicos o bien lo hacen sin que se les diga, lo cual es zafio, o se niegan a hacerlo cuando se lo ordenas, lo cual es insubordinación.
—Cierto —sonrió Drax, desenterrando una gema que había reservado durante milenios para una ocasión como aquélla—. Referente a la vida orgánica, la única afirmación que podemos hacer con certeza es que la vida es incierta.
—Hummm —Dran entrecerró los ojos hasta convertirlos en rendijas—. Déjame reflexionar sobre eso un momento. Como buena parte de tus pensamientos, parece oler a sofistería oculta.
—No contiene nada de eso, te lo aseguro. Es el fruto de mucha meditación.
—Hummm.
Las reflexiones de Dran se vieron interrumpidas en seco por la llegada de Zindrome, que aferraba dos manchas borrosas de color pardo debajo de sus brazos metálicos.
—¿Ya de vuelta, Zindrome? ¿Qué criaturas traes aquí? Haz que disminuyan sus movimientos a fin de que podamos verlas.
—En estos momentos están bajo sedación, mis grandes Amos. Es el movimiento causado por su respiración lo que produce esa desagradable sensación de vibración en vuestras retinas. Someterlas a más narcosis podría ser nocivo para ellas.
—Pese a todo —insistió Dran—, debemos evaluar cuidadosamente a nuestros nuevos súbditos, lo cual requiere que los veamos. Disminuye un poco más sus movimientos.
—Has dado esa orden sin… —empezó Drax, pero fue distraído por la repentina materialización de los dos peludos bípedos—. ¿Sangre caliente? —preguntó.
—Sí, señor.
—Eso habla de unas expectativas de vida muy breves.
—Cierto —ofreció Dran—, pero ese tipo tiende a reproducirse con mucha rapidez.
—Esta observación tiende a ser correcta —asintió Drax—. Dime, Zindrome, ¿representan los sexos necesarios para la reproducción?
—Sí, mi Amo. Hay dos sexos entre estos antropoides, de modo que traje uno de cada.
—Eso fue muy hábil. ¿Dónde los encontraste?
—A varios miles de millones de años luz de aquí.
—Suéltalos fuera y tráenos algunos más.
Las criaturas desaparecieron. Zindrome pareció no haberse movido.
—¿Tienes el combustible necesario para otro viaje?
—Sí, mi Señor. He desarrollado una mayor cantidad de él recientemente.
—Excelente.
El robot partió.
—¿Qué tipo de proyecto de gobierno deberíamos inaugurar esta vez? —preguntó Drax. —Revisemos los argumentos para los distintos tipos.
—Una buena idea.
En mitad de su discusión regresó Zindrome, y aguardó allí de pie a ser reconocido.
—¿Qué ocurre, Zindrome? ¿Olvidaste algo?
—No, grandes Señores. Cuando regresé al mundo del que había obtenido las muestras descubrí que la raza había progresado hasta el punto de desarrollar los procesos de fisión, se había enzarzado en una guerra atómica, y se había aniquilado por completo a sí misma.
—Eso fue extremadamente poco considerado…, típico, sin embargo, debo decirlo, de la inestabilidad de la sangre caliente.
Zindrome siguió inmóvil en su sitio.
—¿Tienes alguna otra cosa de la que informar?
—Sí, grandes Amos. Los dos especímenes que solté aquí se han multiplicado, y ahora se han dispersado por todo el planeta de Glan.
—¡Deberíamos haber sido advertidos de ello!
—Sí, grandes Señores, pero yo estaba ausente y…
—¡Ellos mismos hubieran tenido que informar de su acción!
—Mis Amos, me temo que no son conscientes de vuestra existencia.
—¿Cómo es eso posible? —preguntó Dran.
—En estos momentos nos hallamos enterrados bajo varios miles de capas de rocas de aluvión. Los corrimientos geológicos…
—Tienes órdenes de mantener el lugar limpio y en condiciones —se irritó Dran—. ¿Has estado malgastando de nuevo tu tiempo?
—¡No, grandes Señores! Todo ocurrió durante mi ausencia. Me ocuparé de ello inmediatamente.
—Primero —ordenó Drax—, dinos qué otra cosa han estado haciendo nuestros súbditos, para que hayan considerado conveniente ocultarse de nosotros.
—Recientemente —observó el robot— han descubierto cómo forjar y templar metales. Al posarme en el planeta, observé que habían desarrollado muchos instrumentos ingeniosos de la variedad cortante. Desgraciadamente, los estaban usando para cortarse los unos a los otros.
—¿Quieres decir —rugió Dran— que hay disturbios en el reino?
—Huh, sí, mi Señor.
—¡No toleraré violencia no autorizada entre mis súbditos!
—Nuestros súbditos —advirtió Drax, con una mirada significativa.
—Nuestros súbditos —corrigió Dran—. Debemos tomar acciones inmediatas.
—De acuerdo.
—De acuerdo.
—Emitiré órdenes prohibiendo que se dediquen a actividades que conduzcan al derramamiento de sangre.
—Supongo que te referirás a una proclama conjunta —señaló Drax.
—Por supuesto. No estaba menospreciándote. Sólo estaba alterado por esta emergencia civil. Debemos redactar una proclama oficial. Que Zindrome nos traiga instrumentos de escritura.
—Zindrome, tráenos…
—Los tengo aquí, mis Señores.
—Bien, veamos. ¿Cómo debemos redactar…?
—Quizá yo debiera limpiar el palacio mientras vuestras Excelencias…
—¡No! ¡Quédate aquí! Esto será muy breve y conciso.
—Hummm. «Por la presente proclamamos…»
—No olvides nuestros títulos.
—Cierto. «Nosotros, los monarcas imperiales de Glan, cuyas firmas están estampadas al pie, por la presente… »
Un débil pulsar de rayos gamma pasó sin ser observado junto a los dos gobernantes. El fiel Zindrome diagnosticó sin embargo su naturaleza, e intentó sin éxito obtener la atención de sus monarcas. Finalmente desechó el proyecto con un estoico gesto típico de su clase. Aguardó.
—¡Ya está! —exclamaron al unísono, enarbolando el documento—. Ahora ya puedes decirnos lo que estabas intentando decir, Zindrome. Pero que sea breve, porque tienes que entregar esto pronto.
—Ya es demasiado tarde, grandes Señores. Esta raza progresó también hasta estados civilizados, desarrolló la energía nuclear, y se erradicó a sí misma mientras vosotros estabais escribiendo.
—¡Bárbaros!
—¡Irresponsabilidad de sangre caliente!
—¿Puedo limpiar ahora, mis grandes Amos?
—Inmediatamente, Zindrome, inmediatamente. Primero, sin embargo, propongo que archivemos la proclama en los Archivos para uso futuro, en caso de que se produzca algo similar.
Dran asintió.
—Estoy de acuerdo. Eso ordenamos.
El robot aceptó la ya muy deteriorada proclama y desapareció de la vista.
—¿Sabes? —murmuró Drax—, tiene que haber montones de material radiactivo por ahí fuera a estas alturas…
—Probablemente sí.
—Podría usarse para proporcionar combustible a una nave y realizar otra expedición.
—Quizá.
—Esta vez podemos dar instrucciones a Zindrome de que traiga algo con unas expectativas de vida más largas y unos hábitos más pausados…, algo más cercano a nosotros.
—Eso podría tener sus peligros. Pero quizá podamos dejar sin efecto el Pacto de Protección Monorrobot y ordenar a Zindrome que fabrique extras de sí mismo. Bajo estricta supervisión, por supuesto.
—Eso podría tener sus peligros también.
—En cualquier caso, debo meditar muy cuidadosamente tu sugerencia.
—Y yo la tuya.
—Ha sido un día muy ajetreado —reconoció Dran—. Durmamos un poco.
—Una buena idea.
Sonidos de ronquidos saurianos brotaron del gran Salón del Trono de Glan.

 

Actividades

1) En el cuento se narran, en forma simultánea, dos historias. Una es la de los grandes reyes lentos, que se desarrolla en su trono; la otra historia está constituida por lo que ocurre fuera del trono de dichos reyes, es decir, la evolución de la especie humana.

A- Desarrolla la superestructura de ambas historias.
B- ¿En qué otro cuento, de los leídos durante el año, ocurre algo parecido en cuanto a narrar en forma simultánea dos historias?

2) ¿Qué persona gramatical se usa en este cuento y cuál es el tipo de narrador?
3) A- Caracteriza a los tres personajes principales.
B- ¿Apariencia similar a qué especie tienen los dos gobernantes del Trono de Glan?

4) En el cuento, la conversación que tienen los dos reyes tarda muchos años y hasta siglos en desarrollarse. Extrae frases en las que se vea dicho paso del tiempo, por ejemplo: “mientras el mundo giraba varias veces alrededor del sol”.
5) Tomando en cuenta la pregunta anterior:

A- Explica el título del cuento.
B- ¿Qué consecuencias tuvo la lentitud de estos reyes a la raza humana?

6) En este relato ¿A quién se está criticando y por qué?
7) Justifica por qué este cuento pertenece a la cosmovisión ciencia ficción.
8) ¿Qué tema propio de la ci-fi es abordado en el relato: utopía o distopía? Justifica tu respuesta usando la definición de cada término que aparece en el vídeo de Canal Encuentro.
9) ¿Sobre qué especulación gira este cuento?
10) Analicen y discutan con sus compañeros las siguientes afirmaciones:

A- Los reyes eran demasiado lentos en su accionar.
B- Los reyes no eran lentos, simplemente se rigen por un tiempo distinto al nuestro.
C- Nosostros somos muy fugaces y efímeros.
D- El tiempo es relativo, y se ajusta de manera diferente a los distintos seres existentes.

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