Lupertius se enoja todos los jueves

Lee atentamente el siguiente texto:

 

Lupertius se enoja todos los jueves

Ema Wolf

El señor Lupertius vivía en Bánfield. Era un hombre tranquilo y de buen carácter, muy cortés con sus vecinos. Pero los jueves se enojaba muchísimo. Cuando le preguntaban por qué se enojaba los jueves siempre contestaba lo mismo:
– Porque el gato de mi prima Elvira, tiene pesadillas.
– ¿Y dónde vive su prima Elvira? –lo interrogaban.
– En Don Torcuato.
La historia era esta:
Todos los miércoles a la noche la prima del señor Lupertius miraba la película de terror que daban por la tv.
Su gato insistía en verla también él, pero después tenía sueños espantosos, se revolvía en la cama y no la dejaba dormir tranquila.
Es por eso que Elvira sacaba al gato al patio. Antes de amanecer, el gato sin sueño se acercaba a la jaula del canario y lo despertaba con un maullido en la oreja solamente para perjudicarlo. El canario se pagaba una espantada infalible y volcaba el comedero lleno de alpiste.
El ruido despertaba a la prima Elvira, que se levantaba cautelosamente con la chancleta en la mano pensando siempre que eran ladrones.
Como no encendía la luz, se llevaba por delante el perchero y se machucaba la frente. Decía una palabrota y entonces sí encendía la luz.
La luz de la habitación de Elvira despabilaba al vecino del fondo que se acababa de acostar porque era acomodador de cine. El hombre aprovechaba para ir a la cocina y comerse una cucharada sopera de dulce de leche a escondidas de su mujer.
El ruido de la heladera al abrirse y cerrarse despertaba a su perro Fido, que se ponía a ladrar como trastornado. Por supuesto, eso despertaba a toda la cuadra. Pero la única que reaccionaba mal era la dueña de la casa de altos.
La dueña de la casa de altos subía rápidamente a la terraza, elegía una maceta llena y la tiraba al patio del acomodador con la esperanza de acertársela al perro. Casi nunca acertaba.
Entonces la mujer del acomodador salía en camisón al patio con la escoba en la mano gritando que alguien bombardeaba su casa y se robaba el dulce de leche de la heladera. A continuación llamaba a la policía. La policía interrogaba a los vecinos tratando de averiguar quién era el autor del hecho.
Cuando llegaban a la casa de Elvira encontraban al lado del teléfono la dirección de su primo Lupertius. El nombre les parecía sospechoso.
Entonces, con todo disimulo, mandaban un detective disfrazado de vendedor de libros ambulante a la casa del mismísimo Lupertius, que vivía en Bánfield.
El falso vendedor tocaba el timbre y se producía este diálogo:
– Vengo a ofrecerle el segundo tomo de la Enciclopedia de la fauna y la flora australianas. Pero antes me gustaría que me contestara una breve encuesta.
– ¡Cómo no! Pregunte nomás.
– ¿Usted acostumbra arrojar macetas a los patios ajenos?
– No.
– ¿Y a robar dulce de leche de madrugada?
– ¡Tampoco! ¡¿Por quién me toma?!
El detective tachaba a Lupertius de la lista de los sospechosos y se iba sin nada más que hacer. Y todas las veces así.
Pero nuestro héroe quedaba muy enojado. El episodio lo ponía de un humor pésimo durante el resto del día. Por suerte, eso ocurría solamente los jueves.

 

Actividades

  1. ¿Quién es Lupertius?
  2. ¿Cómo es el lugar en el que vive?
  3. Enumera  a sus vecinos y da alguna característica de ellos.
  4. El motivo del enojo de Lupertius, ¿realmente era porque su prima sufría de pesadillas? Explica.
  5. ¿Quién bombardeaba la casa de la señora de la casa de altos? Explica.
  6. A continuación, completa en el cuadro la cadena de hechos que ponen de mal humor a Lupertius los jueves:

 

1. La prima Elvira… 12.
2. 13.
3. 14.
4. 15.
5. 16.
6. 17.
7. 18.
8. 19.
9. 20.
10. 21
11. 22. La policía tacha a Lupertius de la lista de sospechosos.

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