Lee atentamente el siguiente relato: El guante de encaje María Teresa Andruetto Cierta vez, un paisano de La Aguada viajaba con su hijo en carro por el camino viejo que une al poblado que llaman Capilla de Garzón con Pampayasta. Cuando iban pasando por el campo...
Cuento Fantástico
Flores
Lee atentamente el siguiente relato: Flores Jorge Accame Yo era profesor de Castellano en la Escuela Normal, mi nombre es Mateo y a mediados del ochenta, en el segundo año A del bachillerato, tomé una prueba escrita de análisis sintáctico. Al devolver las hojas...
Cómo se fue Miguela
Lee atentamente el siguiente relato: Cómo se fue Miguela Torrente Ballester, Gonzalo Miguela era su compañía. Lo mismo le daba que cantase o que contase relatos maravillosos. Estaban tan unidos que todo el mundo esperaba el matrimonio si de mayores no...
El deseo
Lee atentamente el siguiente relato: El deseo Robert Sheckley Frank Morris era un hombre que tenía una obsesión. Otros como él coleccionaban montañas de periódicos o kilómetros de cintas; o se pasaban toda su vida tratando de inventar un sistema infalible de...
Medium
Lee atentamente el siguiente relato: Medium Baroja, Pío Soy un hombre intranquilo, nervioso, muy nervioso; pero no estoy loco, como dicen los médicos que me han reconocido. He analizado todo, he profundizado todo, y vivo tranquilo. ¿Por qué? No lo he sabido...
La galera
Lee atentamente el siguiente relato: La Galera Manuel Mujica Láinez ¿Cuántos crueles días viajan desde Córdoba, así, golpeados sin piedad contra la caja de la galera, aprisionados en los asientos duros, arrastrados por ocho mulas dementes? Catalina ha perdido...
El médico de los muertos
Lee atentamente el siguiente relato: El médico de los muertos Julio Garmendia Durante muchísimos años, el pequeño cementerio había sido un verdadero lugar de reposo, dentro de sus amarillentos paredones, detrás de la herrumbrosa y alta puerta cerrada. Algunos...
¿Dónde está mi cabeza?
Lee atentamente el siguiente relato: ¿Dónde está mi cabeza? Benito Pérez Galdós […] Desperté; no osaba1 moverme; no tenía valor para reconocerme y pedir a los sentidos la certificación material de lo que ya tenía en mi alma todo el valor del conocimiento... Por...
La pata de palo
Lee atentamente el siguiente relato: La pata de palo José de Espronceda Érase que en Londres vivían, no ha medio siglo, un comerciante y un artífice de piernas de palo, famosos ambos: el primero, por sus riquezas, y el segundo, por su rara habilidad en su...