Lee atentamente el siguiente relato:
El Maltratado
de Wimpi
Licinio Arboleya estaba de mensual en las casas del viejo Críspulo Menchaca. Y tanto para un fregado como para un barrido.
Diez pesos por mes y mantenido. Pero la manutención era, por semana, seis marlos y dos galletas. Los días de fiesta patria le daban el choclo sin usar y medio chorizo.
Y tenía que acarrear agua, ordeñar, bañar ovejas, envenenar cueros, cortar leña, matar comadrejas, hacer las camas, darles de comer a los chanchos, carnear y otro mundo de cosas.
Un día Licinio se encontró en el callejón de los Lópeces con Estefanía Arguña y se le quejo del maltrato que el viejo Críspulo le daba. Entonces, Estefanía le dijo:
– ¿Y qué hacés que no lo plantas? Si te trata así, plantálo. Yo que vos, lo plantaba…
Esa tarde, no bien estuvo de vuelta en las casas, Licinio- animado por el consejo del amigo- agarró una pala, hizo un pozo, planto al viejo, le puso una estaca al lado, lo ató para que quedara derecho y lo regó.
A la mañana siguiente, cuando fue a verlo, se lo habían comido las hormigas.
Actividades
1. ¿Qué características puedes mencionar de don Críspulo Menchaca y Licinio Arboleya?
2. ¿Cuál era la causa de las quejas de Licinio? A tu parecer, ¿tenía razón en hacerlo?
3. En este cuento se produce un malentendido, ¿cuál es?
4. Licinio, al plantar al viejo Críspulo, le ató una estaca para que “quedara derecho”. ¿Qué era lo que pretendía con esto?
5. ¿Dio resultado el esfuerzo de Licinio? ¿Cuál fue la falla de su plan?
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