La leyenda del mojón

Lee atentamente el siguiente texto:

 

La leyenda del Mojón
Juan Pedro López

Llovía torrencialmente,
y en la Estancia del Mojón,
como adorando el fogón
estaba toda la gente.
Dijo un viejo de repente:
Les voy a contar un cuento.
Ahora que el agua y el viento
traen a la memoria mía
cosas que naides sabía
y que yo diré al momento.

Tal vez tenga que luchar
con más de un inconveniente
pa’ que resista la mente
el cuento sin lagrimear,
pero Dios que supo dar
paciencia a mi corazón,
tal vez venga esta ocasión
a alumbrar con sus reflejos
el alma del gaucho viejo
que ya le espera el cajón.

No se asusten si mi cuento
les recuerda en este día
algo que ya no podía
ocultar mi sentimiento;
vuelquen todos un momento
la memoria en el pasao,
que allí verán retrataos
con tuitos sus pormenores
una tragedia de amores
que el silencio ha sepultao.

Hay cosas que yo no puedo
detallar como es debido unas,
porque se han perdido y otras,
porque tengo miedo.
Pero ya que en el enriedo
los metí, pido atención
que si la imaginación
me ayuda en este momento,
conocerán por mi cuento
la leyenda del Mojón.

Alcáncenmén un amargo
pa’ que suavice mi pecho,
que voy a dentrar derecho
al asunto, porque es largo.
Haré juerza, sin embargo,
pa’ llegar hasta el final
y si apriende cada cual
con espíritu sereno,
verán cómo un hombre bueno
llegó a hacerse criminal.

¡Setenta años, quién diría!
que vivo aquí en estos pagos,
sin conocer más halagos
que la gran tristeza mía.
Setenta años no es un día,
pueden tenerlo por cierto,
pues si mis dichas han muerto,
ahora tengo la virtud
de ser pa’ esta juventud
lo mesmo que un libro abierto.

Iban a golpear las manos
por lo que el viejo decía,
pero una lágrima fría
les detuvo a los paisanos.
Hay sentimientos humanos
dijo el viejo conmovido,
que los años con su ruido
no borran de mi memoria
y este cuento es una historia
que pa’ mí no tiene olvido.

Allá, en mis años de mozo
y perdonen la distancia,
sucedió que en esta estancia
hubo un crimen misterioso.
En un alazán precioso
llegó aquí un desconocido;
mozo lindo, muy cumplido,
que al hablar con el patrón,
quedó en la estancia de pión,
siendo después muy querido.

Al poco tiempo nomás,
el amor lo picotió
y el mocito se casó
con la hija del capataz.
Todo marchaba al compás
de la dicha y del amor
y pa’ grandeza mayor,
Dios les mandó un cariño:
un blanco y hermoso niño
más bonito que una flor.

Iban pasando los años,
muy felices en su choza;
élla, fuerte y buenamoza;
él, fuerte y sin desengaños.
Pero misterios extraños
llegaron y la traición
deshizo del mocetón,
sus más queridos anhelos
y el fantasma de los celos
se clavó en su corazón.

Aguantó el hombre callao,
hasta dar con la evidencia
y un día fingió una ausencia
que jamás había pensao;
dijo que «Tenía un ganao
pa’ llevar pa’ La Tablada»,
que «era una buena bolada
pa’ ganarse algunos pesos»
y así, entre risas y besos,
se despidió de su amada.

A la una de la mañana
del otro día justamente,
llegó el hombre de repente,
convertido en fiera humana:
de un golpe echó la ventana
contra el suelo, en mil pedazos
y avanzando a grandes pasos,
ciego de rabia y dolor,
vió que su único amor
descansaba en otros brazos.

Como un sordo movimiento
enseguida se sintió,
después un cuerpo cayó
y otro cuerpo en el momento;
ni un quejido, ni un lamento
salió de la habitación,
y pa’ concluir su misión,
cuando los vió dijuntos,
los enterró a los dos juntos
donde hoy está ese mojón.

En la estancia se sabía
que la ingrata lo engañaba,
pero a él naides le contaba
la desgracia en que vivía.
Por eso la policía
no hizo caso, mayormente,
pues dijeron «la inocente
se fue con su gavilán».
En cambio los dos están
descansando eternamente.

¡Ahijuna! gritó un paisano
Si es así lo que habla el viejo,
ese era un macho ¡Canejo!
yo le besaría la mano
¡Yo soy! le gritó el anciano,
venga m’hijo, béseme.
Yo fui, m’hijo, el que maté
a tu madre, desgraciada,
porque en la cama abrazada
a otro hombre la encontré.

Hizo bien, tata querido,
gritó el hijo sin enconos.
Venga viejo, lo perdono,
por lo tanto que ha sufrido.
Pero ahura, tata, le pido,
que no la maldiga más;
que si fue mala y audaz
por mí, perdónela padre,
que una madre siempre es madre,
¡Déjela que duerma en paz!

Los dos hombres se abrazaron
como nunca lo habían hecho,
juntando pecho con pecho,
como dos niños lloraron.
Padre e hijo se besaron
pero con tal sentimiento,
que el humano pensamiento
no puede pintar ahora
la escena conmovedora
de aquel trágico momento.

Los ojos de aquella gente
con el llanto se inundaron
y todos mudos quedaron
bajo un silencio imponente.
Volvió a decir nuevamente
¡Allí están, en el mojón!
y poniendo el corazón
el anciano en lo que dijo,
le pidió perdón al hijo
y el hijo le dió perdón.

Audio

Historieta

Imágenes: https://luisalberto941.wordpress.com/2016/12/18/la-leyenda-del-mojon-por-jesus-balbi/

Actividades

1. Según tu opinión, responde las siguientes preguntas:

a) ¿Qué motivos o razones tenía el anciano para confesar su crimen luego de tanto tiempo?
b) Cuando su esposa y “el otro” desaparecen, ¿por qué la gente y la policía no se molestaron en investigar?
c) ¿Esperabas que su hijo lo perdonase por el “crimen” de su madre?
d) Si bien su esposa no actuó bien, ¿se merecía ese final? Explica.

2. En un momento, el narrador dice: “…verán cómo un hombre bueno llegó a hacerse criminal”.

a) ¿Coincides al igual que él en que es un hombre bueno? Explica tu respuesta.
b) ¿Crees que tuvo otras opciones para no convertirse en un criminal? ¿Cuáles?
c) ¿Qué hubieras hecho de estar en su lugar?

3. Como habrás notado, la figura de la mujer y la manera de pensar de los hombres no es la misma que tenemos en la actualidad. ¿Qué diferencias o cambios puedes mencionar que te hayan llamado la atención?
4. ¿Cuál es el tema de esta triste historia?
5. Explica con tus palabras las siguientes frases:

“…ahora tengo la virtud
de ser pa’ esta juventud
lo mesmo que un libro abierto”.

“…por mí, perdónela padre,
que una madre siempre es madre,
¡Déjela que duerma en paz!”

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