Versión: 1
Lee atentamente el siguiente texto:
Disputa por señas
Por eso dice la fábula de la sabia vieja: «No hay mala palabra si no es tomada a mal. Verá que es bien dicha si fue bien entendida».
Ibn Asim de Granada
Actividades
- ¿Por qué el consejero eligió al hombre oscuro?
- ¿Por qué crees que llaman al enviado “hombre oscuro”?
- ¿Cuál era la misión que tenía el mensajero?
- ¿Qué registro se utiliza en el diálogo marcado con negrita? ¿Por qué?
- ¿Se produjo la comunicación entre el mensajero y el Emperador? ¿Por qué? ¿Qué elemento de la comunicación pudo fallar?
- ¿A qué se deben las distintas interpretaciones que hacen el mensajero y el emperador?
- ¿Qué elemento/s del circuito de la comunicación produce “ruido” e impide la comunicación?
- ¿Qué competencia/s esta/n ausente/s en el “Hombre negro”? Explica con tus palabras.
- ¿Qué funciones del lenguaje aparecen en el texto subrayado?
- ¿Qué función del lenguaje predomina en el texto?
Versión: 2
Lean lo que les ocurrió a los romanos y a los griegos en el siguiente relato:
Disputa por señas
Sucedió una vez que los romanos, que carecían de leyes para su gobierno, fueron a pedirlas a los griegos, que sí las tenían. Estos les respondieron que no merecían poseerlas, ni las podrían entender, puesto que su saber era tan escaso. Pero que si insistían en conocer y usar estas leyes, antes les convendría disputar con sus sabios, para ver si las entendían y merecían llevarlas. Dieron como excusa esta gentil respuesta.
Respondieron los romanos que aceptaban de buen grado y firmaron un convenio para la controversia. Como no entendían sus respectivos lenguajes, se acordó que disputasen por señas y fijaron públicamente un día para su realización.
Los romanos quedaron muy preocupados, sin saber qué hacer, porque no eran letrados y temían el vasto saber de los doctores griegos. Así cavilaban cuando un ciudadano dijo que eligieran un rústico y que hiciera con la mano las señas que Dios le diese a entender: fue un sano consejo.
Buscaron un rústico muy astuto y le dijeron: “Tenemos un convenio con los griegos para disputar por señas: pide lo que quieras y te lo daremos, socórrenos en esta lid”.
Lo vistieron con ricos paños de gran valor, como si fuera doctor en filosofía. Subió a una alta cátedra y dijo con fanfarronería: “De hoy en más vengan los griegos con toda su porfía”. Llegó allí un griego, doctor sobresaliente, alabado y elegido entre todos los griegos. Subió a otra cátedra, ante todo el pueblo reunido. Comenzaron sus señas como se había acordado.
Se levantó el griego, sosegado, con calma y mostró sólo un dedo, el que está cerca del pulgar, luego se sentó en su mismo sitio. Se levantó el rústico, bravucón y con malas pulgas, mostró tres dedos tendidos hacia el griego, el pulgar y otros dos retenidos en forma de arpón y los otros encogidos. Se sentó el necio, mirando sus vestiduras.
Levantóse el griego, tendió la palma llana y se sentó luego plácidamente. Levantóse el rústico con su vana fantasía y con porfía mostró el puño cerrado.
A todos los de Grecia dijo el sabio: “Los romanos merecen las leyes, no se las niego”. Levantáronse todos en sosiego y paz. Gran honra proporcionó a Roma el rústico villano.
Preguntaron al griego qué fue lo que dijera por señas al romano y qué le había respondido éste. Dijo: “Yo dije que hay un Dios, el romano dijo que era uno en tres personas e hizo tal seña. Yo dije que todo estaba bajo su voluntad. Respondió que en su poder estábamos, y dijo verdad. Cuando vi que entendían y que creían en la Trinidad, comprendí que merecían leyes certeras”.
Preguntaron al rústico cuáles habían sido sus ocurrencias: “Me dijo que con un dedo me quebraría el ojo; tuve gran pesar e ira. Le respondí con saña, con cólera y con indignación que yo le quebraría, ante toda la gente, los ojos con dos dedos y los dientes con el pulgar. Me dijo después de esto que le prestara atención, que me daría tal palmada que los oídos me vibrarían. Yo le respondí que le daría tal puñetazo que en toda su vida no llegaría a vengarse. Cuando vio la pelea tan despareja, dejó de amenazar a quién no le temía”.
Por esto dice la fábula de la sabia vieja: “No hay mala palabra si no es tomada a mal. ¡Verá que es bien dicha si fue bien entendida!”.
Arcipreste de Hita, siglo XIV
Actividades
1. Deduzcan por el cotexto o busquen en el diccionario, el significado de las palabras desconocidas.
2. ¿Hubo comunicación eficaz? Fundamenten.
3. ¿De qué competencia carecieron los protagonistas de la disputa?
4. ¿Podrían dibujar el circuito de la comunicación aplicado al relato?
5. ¿Qué función del lenguaje es la predominante?
6. ¿Qué tipo de narrador aparece en este texto?
muy instructiva la pagina sobre los temas por ejemplo lengua y literatura me gustaria mas explicativos en las respuestas con respectos a las pregusntas
Muy bien