Lee atentamente el siguiente relato:
El espejo del mandarín
Pablo De Santis
Una de las historias más antiguas que se cuenta del sabio Feng ocurrió durante la época de la gran peste. Los campos estaban cubiertos de cadáveres insepultos, con la cara y las manos marcadas por las pequeñas llagas de la enfermedad. Esas marcar parecían ideogramas de una lengua desconocida; Pero, por más extrañas que fueran nadie ignoraba su significado.
A falta de males, nació una rivalidad mortal entre Chou, el mandarín de Sur y Dang, el mandarín del norte. Dang había ofrecido una fortuna a quien se atreviera a matar a su enemigo. Chou temía por igual a la peste y a Dang. Por eso había renunciado a abandonar su enorme habitación. Para sentirse más seguro, hizo que le fabricaran una cerradura que sólo podía abrirse desde el interior. Su Única diversión era ataviarse con sus mejores trajes y mirarse en un gran espejo. Pensaba que el lujo era una armadura que la muerte no podía atravesar.
Una mañana, los sirvientes golpearon a su puerta pero Chou no le abrió. Cuando a la tarde derribaron la puerta, lo encontraron tendido en el suelo, con un tajo en la garganta, la cara hundida en un lago de sangre. A su lado, una daga de oro. Su médico, el doctor Tsau, pasó un paño embebido en vinagre de cereza por la cara del mandarín. Pero Chou no reaccionó: estaba tan muerto como los cuerpos que la peste acumulaba en los campos y que la nieve los empezaba a cubrir.
No había duda de que el crimen era obra del mandarín Dang, pero faltaba saber quién de los habitantes del palacio había entrado en la sala para cortar la garganta de Chou. Intervino en el caso la policía imperial, que interrogó a los sirvientes, a los cocineros, a los jardineros y al médico sin conseguir ninguna respuesta. Fue entonces cuando llamaron al sabio Feng que vivía en una cabaña alejada, y que nunca había entrado en un palacio.
El doctor Tsau acompaño al sabio Feng a la habitación del mandarín y le mostró el gran espejo “los sirvientes, son fácil presa de la superstición. Como la puerta no se abría desde afuera creían que el asesino solo pudo entrar por el espejo. Han quitado todos los espejos del palacio para no morir ellos también”. El médico rió y los enviados de la policía imperial también rieron. Todos rieron menos Feng. Solo dijo: “un espejo también es una puerta”.
Feng observó todo en la habitación, aun las sandalias del mandarín, los pliegues de las sábanas y las mariposas que habían muerto por acercarse a la lámpara. Luego fue a la sala destinada a los rezos, donde el cadáver esperaba el funeral. Allí pidió que lo dejaran solo con el cuerpo del mandarín, que permanecía sumergido en una cuba de aceite de cedro.
A la mañana siguiente. Feng se encontró con el doctor Tsau y con los enviados de la policía imperial en la misma habitación donde se había cometido en crimen. Todos esperaban el nombre del asesino.
“La peste es la culpable”, dijo el sabio Feng.
“Extraña marca para la peste un tajo en la garganta”, dijo el doctor Tsau.
Feng no hizo caso a la broma.
Chou tomaba fuertes pócimas para dormir, que le daba su mismo médico, el honorable doctor Tsau. El asesino aprovecho su sueño para dibujar sobre la cara del mandarín las señales de la peste. En la piel del cadáver quedan todavía restos de tinta roja. Al despertar Chou supo leer en el espejo el doloroso fin que le esperaba, y del que su médico tantas veces le había hablado. Entonces se cortó la garganta. “Hubo un crimen, y las armas fueron un pincel de pelo de mono, una gotas de tinta roja y un espejo”.
“¿Y quién fue el que trazo esas marcas en su cara?”, preguntó uno de os enviados de la policía imperial.
“El mismo que luego las borro con un pañuelo embebido en vinagre de cereza”, respondió el sabio Feng.
El doctor Tsau no se defendió y con su silencio aceptaba las palabras de Feng. Antes de que se lo llevaran, dijo en un susurro:
“El mandarín Dang me prometió abundantes tierras y un cargamento de seda. Ahora obtendré una soga de ceda y un hoyo en la tierra”.
Afuera la nieve borraba con paciencia las marcas de la peste, y pronto todo estuvo blanco.
Actividades
En tu carpeta responde:
1. ¿Cuáles son las causas del encierro del mandarín Chou?
2. ¿Que hizo para sentirse seguro en su habitación?
3. Al estar aislado ¿Cómo se divertía?
Ahora, lee la siguiente teoría acerca del cuento policial:
El cuento Policial
La narrativa policial presenta los siguientes elementos:
Un conflicto: relacionado con la intriga de la historia (el misterio que hay que resolver) que provoca un clima de suspenso y mantiene el interés de los lectores.
Un protagonista: (generalmente, un detective) que tiene una inmensa capacidad lógica y puede llegar a la verdad gracias a sus habilidades deductivas; recogiendo pistas y observando los detalles que nadie más logra ver.
Personajes característicos, como el ayudante (que no es tan inteligente como el detective y suele ser el narrador de la historia), los sospechosos, los testigos, la víctima y los culpables. También es frecuente la presencia de otros investigadores oficiales que, necesariamente, se equivocan (lo que hace resaltar la inteligencia del detective).
La narración paralela de dos historias: la del delito (cómo y por qué se lo cometió) y la de la investigación (cómo el investigador descubre la verdad).
Además de los cuentos policiales de enigma, existe el policial negro, que se diferencia del policial detectivesco porque, entre otros rasgos, desaparecen el enigma y el juego lógico para dar lugar a historias que tienen como protagonista a un investigador “duro”, un hombre “de acción” más que razonador. Este investigador no resuelve los asuntos desde la comunidad de su oficina, sino que se mezcla con la delincuencia en “sus territorios” y arriesga su vida. Se considera a Ernest Hemingway el padre del género con su cuento “Los asesinos”, pero los autores más destacados han sido Dashiell Hammett y Raymond Chandler.
4. Según los elementos característicos del cuento policial, mencionados en el marco teórico, completá con el rol que cumplen los personajes del cuento:
El doctor Tsau:
El sabio Feng:
Chou, el mandarín:
La policía Imperial:
5. Explicá con tus palabras el significado de las siguientes oraciones:
“Un espejo también es una puerta”
“El mandarín Dang me había prometido abundantes tierras y un cargamento de seda. Ahora obtendré una soga de seda y un hoyo en la tierra”
Otras actividades
Desarrolla los siguientes puntos:
1. En el cuento se comete un crimen en una habitación a la cual no se puede entrar y de la que no se puede salir. ¿Cómo descubre el sabio Feng el enigma? Explica con tus palabras la resolución del misterio.
2. ¿Estás de acuerdo que la palabra “espejo” es la más importante del título? ¿Por qué?
3. ¿A qué se refiere el médico al afirmar: “un espejo también es una puerta”?
4. ¿Cuál es para vos el significado del espejo?
5. Escribí una carta en la que Dang se confiese. En ella debe contar:
-Cuál era la razón por la que él y Chou se odiaban.
-En qué momento y de qué manera le propuso al doctor Tsau que fuera el ejecutor de su plan.
6. Elegí una de estas afirmaciones y justificala:
· Dang no es culpable porque él no mató a Chou.
· Tsau no es culpable porque él no mató a Chou.
· Dang es el único culpable.
· Tsau es el único culpable.
· Tanto Dang como Tsau son culpables.
Otras Actividades
Responde las siguientes preguntas:
1. ¿Cuáles eran las causas del encierro del mandarín Chou?
2. ¿Qué hizo para sentirse más seguro en su habitación?
3. ¿Al estar aislado cómo se divertía?
4. Explicar el porqué de cada afirmación:
a) Chou era vanidoso.
b) El sabio Feng es muy observador.
c) El crimen no se había podido cometer sin el espejo.
5. ¿Quién fue el asesino del emperador? ¿Cómo logró su cometido? Justifica.
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