Lee atentamente el siguiente relato:
La gallina degollada
Horacio Quiroga
Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta.
El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.
Otra veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.
El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.
Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?
Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres.
Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.
—¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito.
El padre, desolado, acompañó al médico afuera.
—A usted se le puede decir: creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá.
—¡Sí!… ¡Sí! —asentía Mazzini—. Pero dígame: ¿Usted cree que es herencia, que…?
—En cuanto a la herencia paterna, ya le dije lo que creía cuando vi a su hijo. Respecto a la madre, hay allí un pulmón que no sopla bien. No veo nada más, pero hay un soplo un poco rudo. Hágala examinar detenidamente.
Con el alma destrozada de remordimiento, Mazzini redobló el amor a su hijo, el pequeño idiota que pagaba los excesos del abuelo. Tuvo asimismo que consolar, sostener sin tregua a Berta, herida en lo más profundo por aquel fracaso de su joven maternidad.
Como es natural, el matrimonio puso todo su amor en la esperanza de otro hijo. Nació éste, y su salud y limpidez de risa reencendieron el porvenir extinguido. Pero a los dieciocho meses las convulsiones del primogénito se repetían, y al día siguiente el segundo hijo amanecía idiota.
Esta vez los padres cayeron en honda desesperación. ¡Luego su sangre, su amor estaban malditos! ¡Su amor, sobre todo! Veintiocho años él, veintidós ella, y toda su apasionada ternura no alcanzaba a crear un átomo de vida normal. Ya no pedían más belleza e inteligencia como en el primogénito; ¡pero un hijo, un hijo como todos!
Del nuevo desastre brotaron nuevas llamaradas del dolorido amor, un loco anhelo de redimir de una vez para siempre la santidad de su ternura. Sobrevinieron mellizos, y punto por punto repitióse el proceso de los dos mayores.
Mas por encima de su inmensa amargura quedaba a Mazzini y Berta gran compasión por sus cuatro hijos. Hubo que arrancar del limbo de la más honda animalidad, no ya sus almas, sino el instinto mismo, abolido. No sabían deglutir, cambiar de sitio, ni aun sentarse. Aprendieron al fin a caminar, pero chocaban contra todo, por no darse cuenta de los obstáculos. Cuando los lavaban mugían hasta inyectarse de sangre el rostro. Animábanse sólo al comer, o cuando veían colores brillantes u oían truenos. Se reían entonces, echando afuera lengua y ríos de baba, radiantes de frenesí bestial. Tenían, en cambio, cierta facultad imitativa; pero no se pudo obtener nada más.
Con los mellizos pareció haber concluido la aterradora descendencia. Pero pasados tres años desearon de nuevo ardientemente otro hijo, confiando en que el largo tiempo transcurrido hubiera aplacado a la fatalidad.
No satisfacían sus esperanzas. Y en ese ardiente anhelo que se exasperaba en razón de su infructuosidad, se agriaron. Hasta ese momento cada cual había tomado sobre sí la parte que le correspondía en la miseria de sus hijos; pero la desesperanza de redención ante las cuatro bestias que habían nacido de ellos echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
Iniciáronse con el cambio de pronombre: tus hijos. Y como a más del insulto había la insidia, la atmósfera se cargaba.
—Me parece —díjole una noche Mazzini, que acababa de entrar y se lavaba las manos—que podrías tener más limpios a los muchachos.
Berta continuó leyendo como si no hubiera oído.
—Es la primera vez —repuso al rato— que te veo inquietarte por el estado de tus hijos.
Mazzini volvió un poco la cara a ella con una sonrisa forzada:
—De nuestros hijos, ¿me parece?
—Bueno, de nuestros hijos. ¿Te gusta así? —alzó ella los ojos.
Esta vez Mazzini se expresó claramente:
—¿Creo que no vas a decir que yo tenga la culpa, no?
—¡Ah, no! —se sonrió Berta, muy pálida— ¡pero yo tampoco, supongo!… ¡No faltaba más!… —murmuró.
—¿Qué no faltaba más?
—¡Que si alguien tiene la culpa, no soy yo, entiéndelo bien! Eso es lo que te quería decir.
Su marido la miró un momento, con brutal deseo de insultarla.
—¡Dejemos! —articuló, secándose por fin las manos.
—Como quieras; pero si quieres decir…
—¡Berta!
—¡Como quieras!
Éste fue el primer choque y le sucedieron otros. Pero en las inevitables reconciliaciones, sus almas se unían con doble arrebato y locura por otro hijo.
Nació así una niña. Vivieron dos años con la angustia a flor de alma, esperando siempre otro desastre. Nada acaeció, sin embargo, y los padres pusieron en ella toda su complaciencia, que la pequeña llevaba a los más extremos límites del mimo y la mala crianza.
Si aún en los últimos tiempos Berta cuidaba siempre de sus hijos, al nacer Bertita olvidóse casi del todo de los otros. Su solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a cometer. A Mazzini, bien que en menor grado, pasábale lo mismo. No por eso la paz había llegado a sus almas. La menor indisposición de su hija echaba ahora afuera, con el terror de perderla, los rencores de su descendencia podrida. Habían acumulado hiel sobrado tiempo para que el vaso no quedara distendido, y al menor contacto el veneno se vertía afuera. Desde el primer disgusto emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fruición es, cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona. Antes se contenían por la mutua falta de éxito; ahora que éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear.
Con estos sentimientos, no hubo ya para los cuatro hijos mayores afecto posible. La sirvienta los vestía, les daba de comer, los acostaba, con visible brutalidad. No los lavaban casi nunca. Pasaban todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda remota caricia. De este modo Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas que era a los padres absolutamente imposible negarle, la criatura tuvo algún escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota, tornó a reabrir la eterna llaga.
Hacía tres horas que no hablaban, y el motivo fue, como casi siempre, los fuertes pasos de Mazzini.
—¡Mi Dios! ¿No puedes caminar más despacio? ¿Cuántas veces…?
—Bueno, es que me olvido; ¡se acabó! No lo hago a propósito.
Ella se sonrió, desdeñosa: —¡No, no te creo tanto!
—Ni yo jamás te hubiera creído tanto a ti… ¡tisiquilla!
—¡Qué! ¿Qué dijiste?…
—¡Nada!
—¡Sí, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste; pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tú!
Mazzini se puso pálido.
—¡Al fin! —murmuró con los dientes apretados—. ¡Al fin, víbora, has dicho lo que querías!
—¡Sí, víbora, sí! Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos!
Mazzini explotó a su vez.
—¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora!
Continuaron cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas. A la una de la mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente una vez siquiera, la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto infames fueran los agravios.
Amaneció un espléndido día, y mientras Berta se levantaba escupió sangre. Las emociones y mala noche pasada tenían, sin duda, gran culpa. Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra.
A las diez decidieron salir, después de almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una gallina.
El día radiante había arrancado a los idiotas de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al animal, desangrándolo con parsimonia (Berta había aprendido de su madre este buen modo de conservar la frescura de la carne), creyó sentir algo como respiración tras ella. Volvióse, y vio a los cuatro idiotas, con los hombros pegados uno a otro, mirando estupefactos la operación… Rojo… rojo…
—¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina.
Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí. ¡Y ni aun en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada, podía evitarse esa horrible visión! Porque, naturalmente, cuando más intensos eran los raptos de amor a su marido e hija, más irritado era su humor con los monstruos.
—¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo!
Las cuatro pobres bestias, sacudidas, brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco.
Después de almorzar salieron todos. La sirvienta fue a Buenos Aires y el matrimonio a pasear por las quintas. Al bajar el sol volvieron; pero Berta quiso saludar un momento a sus vecinas de enfrente. Su hija escapóse enseguida a casa.
Entretanto los idiotas no se habían movido en todo el día de su banco. El sol había traspuesto ya el cerco, comenzaba a hundirse, y ellos continuaban mirando los ladrillos, más inertes que nunca.
De pronto algo se interpuso entre su mirada y el cerco. Su hermana, cansada de cinco horas paternales, quería observar por su cuenta. Detenida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar, eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero aun no alcanzaba. Recurrió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico hízole colocar vertical el mueble, con lo cual triunfó.
Los cuatro idiotas, la mirada indiferente, vieron cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse más.
Pero la mirada de los idiotas se había animado; una misma luz insistente estaba fija en sus pupilas. No apartaban los ojos de su hermana mientras creciente sensación de gula bestial iba cambiando cada línea de sus rostros. Lentamente avanzaron hacia el cerco. La pequeña, que habiendo logrado calzar el pie iba ya a montar a horcajadas y a caerse del otro lado, seguramente sintióse cogida de la pierna. Debajo de ella, los ocho ojos clavados en los suyos le dieron miedo.
—¡Soltáme! ¡Déjame! —gritó sacudiendo la pierna. Pero fue atraída.
—¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá! —lloró imperiosamente. Trató aún de sujetarse del borde, pero sintióse arrancada y cayó.
—Mamá, ¡ay! Ma. . . —No pudo gritar más. Uno de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por segundo.
Mazzini, en la casa de enfrente, creyó oír la voz de su hija.
—Me parece que te llama—le dijo a Berta.
Prestaron oído, inquietos, pero no oyeron más. Con todo, un momento después se despidieron, y mientras Berta iba dejar su sombrero, Mazzini avanzó en el patio.
—¡Bertita!
Nadie respondió.
—¡Bertita! —alzó más la voz, ya alterada.
Y el silencio fue tan fúnebre para su corazón siempre aterrado, que la espalda se le heló de horrible presentimiento.
—¡Mi hija, mi hija! —corrió ya desesperado hacia el fondo. Pero al pasar frente a la cocina vio en el piso un mar de sangre. Empujó violentamente la puerta entornada, y lanzó un grito de horror.
Berta, que ya se había lanzado corriendo a su vez al oír el angustioso llamado del padre, oyó el grito y respondió con otro. Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se interpuso, conteniéndola:
—¡No entres! ¡No entres!
Berta alcanzó a ver el piso inundado de sangre. Sólo pudo echar sus brazos sobre la cabeza y hundirse a lo largo de él con un ronco suspiro.
Ilustraciones de Tomás Boersner:
https://tomasboersner.blogspot.com/
Conozcamos brevemente al autor:
Horacio Quiroga nació el 31 de diciembre de 1878 y le tocó vivir todas las tragedias que podían acaecerle a un ser humano de la época.
Pocos meses después de su nacimiento, su padre murió en un accidente de caza en el que se disparó a si mismo por error. A pesar de esto, Horacio creció como un niño normal, mostrando interés por la escritura desde que empezó sus estudios básicos.
Cuando tenía diecisiete años, su padrastro se suicidó luego de quedar parcialmente paralizado a causa de una embolia cerebral, evento que dejó marcas imborrables en el futuro escritor.
Por un tiempo se interesó por el ciclismo y la mecánica, pero su amor por la literatura lo arrastraba constantemente a sentarse frente a una máquina de escribir. A los diecinueve años comenzó a publicar sus historias cortas. A partir de ese momento se dedicó al periodismo.
Luego, a los veinticuatro años, mientras limpiaba el arma de un amigo, se le escapó un tiro que mató instantáneamente a su compañero Federico Ferrando. Fue arrestado pero lo liberaron tras cuatro días en prisión tras confirmarse la naturaleza accidental del suceso. Apenas un año antes de esta tragedia, dos de los hermanos de Quiroga habían muerto.
Durante unos años pudo vivir cómodamente desarrollando su talento como escritor, visitando la selva como misionero y enamorándose de una de sus estudiantes de la escuela británica, con la que se casó al poco tiempo. Vivían en un terreno selvático que Horacio había adquirido ya que le encantaba el ambiente, allí nacieron sus dos hijos. Como todo sabemos, en donde reina lo salvaje no hay finales felices.
La dura vida lejos de la civilización fue demasiado para Ana María, la esposa de Quiroga. Esta se suicidó tomando una fuerte dosis de sublimado corrosivo, químico utilizado para revelar fotografías. Su agonía duró varios días durante los cuales se arrepintió entre delirios, ante los aterrados miembros restantes de la familia.
Desde 1920, Horacio entró en racha, publicando una serie de cuentos y novelas que más tarde serían consideradas como sus mejores obras, influyendo en el trabajo de muchos escritores latinoamericanos.
Siete años después se volvió a casar con una joven de nombre Maria Elena Bravo y tuvieron una hija. Su separación coincidió con las dificultades de salud del escritor. Fue diagnosticado con cáncer de próstata terminal, luego de sufrir de unos intensos dolores por varios meses. El diecinueve de febrero de mil novecientos treinta y siete, Quiroga se suicidó tomando cianuro.
Murió acompañado de un hombre con deformidades (parecidas a las del famoso Joseph Merrick) llamado Vicent Batistessa. Este se encontraba encerrado en el sótano del hospital, lejos de la vista de todos. Horacio tomó compasión de él exigiendo que fuera su compañero de cuarto.
El legado de Horacio Quiroga es enorme. Conociendo su biografía se puede ver porqué. Apenas tomó pocos descansos de la escritura en el transcurso de su vida. Cada tragedia que le ocurría alteraba su estilo y, al mismo tiempo, inspiraba sus próximas historias. Su alma torturada se expresaba de manera espeluznante, dando como resultado unos cuentos de terror maravillosos.
Actividades
1. Cuando el autor Horacio Quiroga escribió este cuento, no estaba mal visto decirle “Idiota” a aquellas personas que presentaban problemas o discapacidades psíquicas y cognitivas, incluso era normal que todos lo hicieran. Según tu opinión, ¿sería posible hoy escribir un relato en el que se llame “idiotas” a estas personas especiales? ¿Por qué?
2. «La gallina degollada», pertenece a un libro de cuentos de Horacio Quiroga titulado: “Cuentos de amor, de locura y de muerte” explica con tus propias palabras cómo aparecen estos tres temas dentro del cuento.
3. Luego de leer sobre la vida del autor Horacio Quiroga contesta:
a) Los especialistas afirman que los hechos que marcaron su vida influyeron directamente en su obra. ¿De qué manera crees que podemos ver reflejada el alma torturada de Horacio Quiroga en este cuento?
4. ¿Cómo es el vínculo del matrimonio antes del nacimiento de los cuatro “idiotas”?
5. ¿Qué ocurre entre ambos luego de los cuatro nacimientos?
6. Según lo que pudiste entender, ¿qué significa la llegada de Bertita para los padres?
7. ¿Crees que los cuatro hermanos sentían el desafecto de sus padres? ¿Por qué?
8. Desde tu punto de vista, ¿por qué crees que los chicos mataron a su hermanita?
9. Los Temas que aparecen a lo largo del cuento son los siguientes:
- La discriminación.
- La crueldad.
- El abandono.
- El amor.
- La muerte.
- La venganza.
a) ¿Hay alguno que quitarías? ¿Por qué?
b) ¿Hay alguno que agregarías? ¿Por qué?
c) ¿Cómo justificarías cada uno de ellos con tus propias palabras?
10. ¿Por qué se podría decir que este relato es un cuento de terror? Justificar con ejemplos del relato.
11. ¿Te gustan este tipo de cuentos? ¿Por qué?
12. Determina la relación que existe entre el título y el contenido del relato.
13. Propón otro título adecuado a la historia. Justifica tu elección.
14. Observa y oye el siguiente video sobre el mismo cuento y explica qué sensaciones te causaron y por qué.
Otras Actividades
1. Responde una “V” si es Verdadero o una “F” si es Falso:
__ El matrimonio Manzini-Ferraz eran de edad avanzada.
__ Tenían cuatro hijos deficientes y uno normal.
__ Los padres descuidaban a sus hijos deficientes y no los querían.
__ El matrimonio tenía discusiones por la enfermedad de sus hijos.
__ Berta, la mamá era enferma del estómago.
__ Los niños enfermos podrían haber aprendido un poco si se les hubiese enseñado.
2. Encierra en un círculo la letra de la alternativa que consideres correcta:
Las expresiones para tratar a los niños deficientes durante la narración era:
a) Idiotas, monstruos, bestias, tontos.
b) Hijos queridos, mis niños, mis amores,
c) Mis enfermos, tontitos queridos, adorados idiotas.
d) Mis gallinitas, pollitos idiotas, queridos idiotas.
Cómo los hijos del matrimonio Manzini- Ferraz llegan a enfermarse:
a) Nacen así, pues los antepasados de los padres eran enfermos.
b) Nacen normales y al año y medio aproximadamente se enferman y quedan deficientes.
c) Nacen normales, pero a los cinco años les da una fiebre y quedan deficientes.
d) Nacen así, porque su madre tenía cierta deficiencia y las heredaban.
La última niña, Bertita:
a) Nace sana, se mantiene así y es la felicidad de sus padres.
b) Nace sana, luego se enferma y queda igual que los hermanos.
c) Nace enferma, pero con un tratamiento se mejora y sus padres son felices.
d) Nace enferma y es igual a sus hermanos, deficientes.
La nana que estaba a cargo de los niños:
a) Les daba un buen trato y los dejaba sentados en el patio
b) Los trataba brutalidad y no los lavaba casi nunca.
c) Los trataba bien, los vestía, les daba de comer y jugaba con ellos.
d) Los trataba mal, pero delante de los padres les daba un trato cordial.
Cuando la señora Berta le ordena a la nana matar la gallina:
a) Ella lo hace, preocupándose de que los niños no vean ese acto y los deja sentados en el patio.
b) Ella lo hace sin fijarse que lo niños estaban con los hombros pegados uno a otro mirando estupefactos.
c) Ella lo hace, mientras la señora Berta juega con sus hijos en el patio.
d) Ella lo hace, mientras el padre de los niños los lleva a dar una vuelta al parque.
El narrador presente en ambos cuento leídos es:
a) Testigo.
b) Omnisciente.
c) Protagonista.
d) Conocimiento Relativo.
El tema más recurrente en los cuentos leídos es:
a) Amor y locura.
b) Locura y muerte.
c) Amor y muerte.
d) Amor, locura y muerte.
3. Responde cada pregunta de acuerdo a lo leído. Cuida que tu letra sea legible y evita las faltas de ortografía:
a) ¿Cuál es el nombre que reciben las personas con deficiencia mental en la actualidad como forma de no ser discriminadas? (Debes investigar).
b) ¿Piensas que si los niños hubieran tenido un mejor trato, su vida y comportamiento hubiese sido diferente?
c) ¿Qué se necesitaba para que los padres atendieran a sus hijos?
d) ¿Crees que se discriminan a las personas que tienen capacidades diferentes en nuestra sociedad? Por qué piensas que ocurre eso:
e) Debido a nuestra realidad actual y el hecho de que debemos estar en nuestras casas: ¿Qué podríamos rescatar y poner en práctica con la familia?
Otras Actividades
1. Centra tu atención en la primera discusión que se da entre el matrimonio Mazzini-Ferraz:
«No satisfacían sus esperanzas. Y en ese ardiente anhelo que se exasperaba en razón de su infructuosidad, se agriaron. Hasta ese momento cada cual había tomado sobre sí la parte que le correspondía en la miseria de sus hijos; pero la desesperanza de redención ante las cuatro bestias que habían nacido de ellos echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
Iniciáronse con el cambio de pronombre: tus hijos. Y como a más del insulto había la insidia, la atmósfera se cargaba.
—Me parece —díjole una noche Mazzini, que acababa de entrar y se lavaba las manos—que podrías tener más limpios a los muchachos.
Berta continuó leyendo como si no hubiera oído.
—Es la primera vez —repuso al rato— que te veo inquietarte por el estado de tus hijos.
Mazzini volvió un poco la cara a ella con una sonrisa forzada:
—De nuestros hijos, ¿me parece?
—Bueno, de nuestros hijos. ¿Te gusta así? —alzó ella los ojos.
Esta vez Mazzini se expresó claramente:
—¿Creo que no vas a decir que yo tenga la culpa, no?
—¡Ah, no! —se sonrió Berta, muy pálida— ¡pero yo tampoco, supongo!… ¡No faltaba más!… —murmuró.
—¿Qué no faltaba más?
—¡Que si alguien tiene la culpa, no soy yo, entiéndelo bien! Eso es lo que te quería decir.
Su marido la miró un momento, con brutal deseo de insultarla.
—¡Dejemos! —articuló, secándose por fin las manos.
—Como quieras; pero si quieres decir…
—¡Berta!
—¡Como quieras!»
a) En la primera lectura, intenta comprender el sentido global del fragmento y, para ello, debes saber el significado de todas las palabras coloreadas en azul. Encuentra la acepción correcta teniendo en cuenta el contexto en que se encuentran.
b) Una vez que no se presentan dificultades a la hora de leer, explica con tus palabras los dos enunciados marcados en rojo y responde las siguientes preguntas:
• ¿A qué esperanzas se refiere el narrador?
• ¿Cuál es la supuesta culpa que tienen respecto de la condición de sus hijos?
• ¿Por qué el narrador indica que es «patrimonio específico de los corazones inferiores» echarle la culpa al otro?
• Se da un intercambio de pronombres «tus hijos» en la discusión. ¿En qué le afecta a Berta si son sus hijos? ¿Qué valor cobra el pronombre posesivo «tus»?
• ¿Este tipo de situación se puede observar en otros aspectos de la vida? Brinda ejemplos en donde le hayas echado la culpa a alguien por algo que, en realidad… ¡es tu culpa!
2- Hay una nueva discusión planteada en el texto, que, como en la anterior, la introduce el narrador:
«No por eso la paz había llegado a sus almas. La menor indisposición de su hija echaba ahora afuera, con el terror de perderla, los rencores de su descendencia podrida. Habían acumulado hiel sobrado tiempo para que el vaso no quedara distendido, y al menor contacto el veneno se vertía afuera. Desde el primer disgusto emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fruición es, cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona. Antes se contenían por la mutua falta de éxito; ahora que éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear».
a) Como lo hiciste en el apartado 1-, intenta comprender el sentido global del fragmento buscando nuevamente el significado de todas las palabras coloreadas en azul.
b) Luego, responde:
• ¿Por qué todavía la paz no ha llegado a sus almas?
• ¿A qué se refiere cuando habla que se ha acumulado «hiel sobrado tiempo»?
• Presta atención al enunciado destacado, ¿qué sucede cuando se ha perdido el respeto?
b) Lee la segunda discusión que aparece en el cuento e identifica las palabras que humillan a Berta.
c) Descubre qué simboliza la palabra «víbora» y explica con tus palabras qué le quiere transmitir.
3) Una vez leídas los dos fragmentos del cuento La gallina degollada, contesta:
• ¿Cuáles son los motivos que se dan para que el matrimonio discuta?
• ¿Cuál es el verdadero tema por el que pelean, en realidad?
• Indica en qué aspectos se observan cambios de una discusión a la otra.
• Identifica cuál es el gran problema cuando dos personas se pierden el respeto.
• En equipo, reflexiona con tus compañeros qué sucede cuando se pierde el respeto y cuando se busca humillar al otro.
Otras Actividades
1) Mencioná tres hechos que formen parte de la rutina de los hermanos idiotas. (Para esto tenés que avanzar en las dos o tres primeras páginas del cuento. No empieces antes).
2) En el párrafo que empieza diciendo «Esos cuatro idiotas…» se plantea una interesante teoría sobre el amor marital. Sintetízala en dos o tres renglones.
3) ¿A qué atribuye el médico la enfermedad de los hijos? ¿A qué lo atribuirán más adelante los esposos cuando se acusen mutuamente?
Médico:
Marido:
Mujer:
4) Tempranamente en el relato se habla de «los excesos del abuelo». ¿A qué se refiere? (Lo mismo que en el punto 1, tenés que avanzar en el relato para responder este punto).
5) ¿De qué manera intentan los esposos al principio superar la enfermedad de sus hijos?
6) ¿Cómo terminará esta situación a la larga afectando a la pareja?
7) En un momento el narrador dice que los hijos «Tenían (…) cierta facultad imitativa». Eso es una anticipación del desenlace final. ¿Por qué?
8) Poco después, se habla de la «aterradora descendencia». ¿De qué otra manera despectiva se hablará de los hijos más adelante?
9) ¿Cómo modifica la suerte de los idiotas el nacimiento de Bertita?
10) ¿Qué pasa finalmente con ella? (Responde en no menos de cuatro renglones).
Otra Actividad
Elegí la opción u opciones que te parezcan correctas y justifícalas con fragmentos del cuento:
1) El cuento pertenece al género narrativo y al subgénero:
a) de ciencia ficción.
b) de terror.
c) policial.
d) realista.
2) La familia pertenece a:
a) la clase baja.
b) la clase media.
3) Temas principales:
a) el amor.
b) la discriminación.
c) la muerte.
d) la pobreza.
4) Respecto de la crianza de los hijos, los padres actuaron:
a) en forma justa.
b) en forma injusta.
5) El matrimonio Mazzini-Ferraz se lleva:
a) bien.
b) mal.
c) su relación cambia en el transcurso de la historia.
6) La muerte de Bertita está:
a) contada explícitamente.
b) sugerida.
Otras Actividades
1. Explica el título del cuento.
2. ¿Qué discapacidad y qué habilidad tenían los 4 hijos mayores, que permite suponer el final insinuado del cuento? Justificar con un fragmento del texto
3. ¿Por qué motivo piensan que los 4 hijos mayores hicieron eso a su hermana menor? Justificar con un fragmento del texto.
4. ¿Cuál te parece que es la idea de discapacidad que presenta el cuento? Comparar con las concepciones que se pueden encontrar en la actualidad.
Otras Actividades
1. Después de releer el cuento, expliquen por qué creen que lleva ese título.
2. ¿Cuántos hijos tuvo el matrimonio Mazzini-Ferraz?
3. ¿Qué les sucedió a los hijos varones?
4. Los padres se echan mutuas culpas del estado de los varones, ¿cuáles son los argumentos que utiliza cada uno para responsabilizar al otro del drama?
5. En un pasaje se puede ver un juego muy interesante con los pronombres posesivos NUESTROS y TUS cuando se refieren a los hijos. Copien frases del texto en las que encuentren este recurso y expliquen a qué se debe.
6. Realicen un relevamiento de los sustantivos y adjetivos que se asocian con los hijos enfermos, ¿encuentran alguno que se refiera a algo positivo?
7. El narrador cuenta que luego del nacimiento de Bertita no hubo más afecto para los cuatro hermanos mayores. Comenten las razones de esta marginación.
8. El relato informa que los varones poseían “cierta capacidad imitativa”; sin embargo, sólo dos cosas imitan en el cuento. ¿Cuáles son, alguna tiene relación con el trágico final?
Otras actividades
Preguntas de comprensión
1. ¿Cómo pasan los días los cuatro hijos?
2. ¿Cómo es Bertita?
3. ¿Qué pasa con los hijos después del nacimiento de Bertita?
4. ¿Cómo se relacionan Mazzini y Berta con respeto a los idiotas?
5. ¿Qué temen los padres con respeto a Bertita?
6. ¿Hasta qué edad vive Bertita sana y salva?
7. ¿Qué pasó en la cocina la última mañana del cuento?
8. ¿Adónde se fueron Mazzini, Berta y Bertita?
9. ¿Por qué no regresan a casa juntos? ¿Quién regresa primero?
10. ¿Qué quiere hacer Bertita al llegar a casa?
11. ¿Dónde están y qué hacen los idiotas cuando llega a casa?
12. ¿Qué pasa con Bertita al final de la historia?
Otras actividades
1- ¿Qué elementos me permiten entender a este cuento como realista?
2- ¿Cómo es el trato entre el marido y la mujer?
3- ¿Por qué la madre no quiere que los hijos vean el proceso para cocinar gallinas?
4- ¿Por qué el cuento llevará este título?
5- ¿Cómo aparece el narrador del relato? Cita algunos fragmentos que te permitan deducir esto.
6- A partir del modo en que se relaciona Bertita con los hermanos mediante el diálogo. ¿Dónde puede suceder la historia? ¿Por qué?
Otras actividades
Preguntas de comprensión
1. ¿Cuántos idiotas tuvieron en total los padres?
2. ¿Qué ocurrió después de los nacimientos de los idiotas?
3. ¿Qué dijo el médico? ¿Qué causa los problemas de los hijos?
4. ¿Quién tenía la culpa de los problemas de los hijos? ¿El padre o la madre?
5. ¿Qué estaba haciendo la sirvienta en la cocina?
6. ¿Qué es la importancia de la sirvienta en el cuento?
7. ¿Dónde estaban los padres cuando los idiotas fueron a la cocina?
8. ¿Qué ocurrió al fin del cuento?
9. En tú opinión, ¿quién tiene la culpa de las acciones de los idiotas? ¿Los idiotas? ¿Los padres? ¿Alguien más?
Otras actividades
Preguntas de comprensión
1. ¿Cuál es la diferencia entre lo real, lo fantástico y lo imaginario?
2. Extrae al menos dos ejemplos en donde estén presentes los siguientes recursos literarios: Comparación, Hipérbole, Metáforas y Humanización.
3. A partir de lo estudiado en clases responde las siguientes preguntas:
¿Cuáles son las Técnicas a través de la cual el autor crea el suspenso en el lector?
4. Reconoce la presencia de la violencia y la crueldad en el cuento. Extrae ejemplos.
5. Según tu opinión, ¿el cuento posee un Desenlace inesperado o lógico? Explica.
6. ¿Qué transformaciones sufren los personajes principales del cuento?
7. Elabora una descripción del espacio y el ambiente en el que trascurre el cuento.
8. ¿Cuáles características y temas del modernismo están presentes en esta obra de Horacio Quiroga?
9. Explica la estructura del cuento.
10. ¿Qué tipo de lenguaje predomina en el cuento?
Otras actividades
1. ¿Qué hacían la mayor parte del día los cuatro hermanos?
2. ¿Cuál era el momento del día que tanto les gustaba a estos chicos?
3. ¿Crees que ellos sentían el desafecto de sus padres?, ¿Por qué?
4. ¿Estás de acuerdo con que los padres hayan tenido una quinta hija? Explícalo brevemente.
5. Desde tu punto de vista, ¿por qué crees que los chicos mataron a su hermanita?
6. ¿Crees que esta historia podría ser real? Escribe tus razones, brevemente.
7. ¿Cuál fue la parte de este cuento que más te impresionó?
8. ¿Te gustó el cuento de Horacio Quiroga? ¿Por qué?
Otras actividades
1. ¿Qué impresión te produjo la lectura de este cuento?
2. ¿El cuento está situado en algún tiempo y espacio precisos?
3. ¿Es increíble lo narrado? ¿El autor mantiene la intriga con habilidad? ¿Cómo?
4. ¿En qué orden están narrados los sucesos que forman parte del relato? ¿Se altera la secuencia cronológica?
Otras actividades
Completa los espacios para darle sentido a los enunciados:
La primera discusión que ocurre entre Mazzini y Berta es por ______________________.
En realidad, el tema de la pelea es otro ______________________.
En la segunda discusión el motivo es ________________________
__________________________________________ pero siempre la causa del conflicto se puede resumir en pocas palabras ______________________________________________________.
Con respecto al título, podemos clasificarlo en __________________________________________ya que nos aporta una información especial ___________________ ______________________ .
El cuento presenta un comienzo ________________. Esto significa que _______________________________________________. Nos damos cuenta porque ___________________________________. La información que se nos brinda “Todo el día” ya nos adelanta _________________________________________.
Además, se nos nombra a los personajes “los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz”. Esta forma tan particular de mencionarlos el narrador nos adelanta _____________________________________________________. Después veremos que por ello se los nombra como “los idiotas”. A diferencia de los padres, que a ellos sí se los conoce por el nombre propio.
Otras actividades
1. ¿Cuál era el deseo de los padres?
2. ¿Cuál era el problema de los padres?
3. ¿Qué pasó cuando nació la niña sana?
4. ¿Cuál es el gran miedo de los padres con respecto a Bertita?
5. ¿Por qué es importante la sirvienta en este cuento?
6. ¿Por qué Bertita decide regresar sola a casa?
7. ¿Qué sucede al final del cuento? ¿Por qué crees que sucede?
8. ¿Qué acciones de los padres nos demuestran que ellos no aman a sus hijos?
9. En tu opinión, ¿quién son los culpables de que los idiotas cometan un crimen? ¿Por qué?
10. ¿Crees que, si los padres hubieran dado más amor a sus hijos, a pesar de sus discapacidades, no hubieran asesinado a su hermana?
11. ¿Cuál crees que es el mensaje de este cuento? Explica
12. ¿Con qué palabra calificarías a los padres? Explica tu respuesta en 3 líneas.
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