Lee atentamente el siguiente texto literario y después contesta a las preguntas sobre el texto.
Tribulaciones de una madre sufridora
Vallejo-Nágera, Alejandra
Nela y sus compinches llevan maquinando un plan peligrosísimo toda la semana. Con sólo quince años, intentarán colarse en una discoteca de moda. Los Extraños de la Calle se jactan de hacerlo continuamente. Por lo visto, la puerta de la discoteca en cuestión está protegida por dos orangutanes que, en sus ratos libres, practican el lanzamiento de martillo. Uno de ellos participará en el próximo campeonato de Europa. Burlar a este par de bestias constituye una de las atracciones más apasionantes del programa; se trata de una proeza que exige ingenio, habilidad, valentía… y alguna que otra condición.
– Sólo hay que cambiar la fecha de nacimiento en el carnet de identidad, y ya te dejan entrar sin mirarte ni nada – suelta la incauta de Nela.
Mi hija está excitadísima. En ningún momento se ha parado a pensar que incurre en un delito de falsificación de documento público. Pretende seguir al pie de la letra las instrucciones criminales que le han suministrado los Extraños.
Estoy tan horrorizada que me armo un lío y, en lugar de vetar rotundamente sus aspiraciones a delincuente – como sin duda harían mis Asesores -, exijo a Nela que me detalle los pormenores del acto delictivo.
– Sólo hay que hacer unas cuantas fotocopias en la trastienda de un sitio – informa entusiasmada, pavoneándose.
– ¿Dónde? ¿Cómo?
Nela cambia la expresión. No puede explicarse de forma calmada y paciente.
Todo lo que dice ha de ser comprensible instantáneamente. Ahora se nota torturada por una madre más lenta que una morsa con tacones. Apenas puede soportarlo.
– Me odias. No te fías de mí – clama agria.
– No querida, no te odio en absoluto. Simplemente pregunto.
– Pues ninguna otra madre pregunta tanto como tú. Todas dicen “qué bien” y dejan a sus hijas en paz.
Lanzo una mirada lo más dura posible.
– ¿Por qué me miras de esa forma? ¿Por qué siempre pones unos ojos, así, como de crítica? Te crees superior – Nela sólo ve la paja en el ojo ajeno.
Estoy a punto de decirle cuatro cosas, pero mis Asesores me han explicado un trillón de veces lo peligroso que resulta desviarse del objetivo final; así que hago un esfuerzo inaudito y mantengo la boca prieta.
Mi silencio envalentona a Nela. Pone cara de víctima y me ametralla con un discurso de lo más altanero.
– Yo tengo mi propia vida y, para que te enteres, hay cosas que son importantes para mí. Salir con mis amigos es importante para mí; bailar en discotecas también es importante para mí; sin embargo, fisgar en mi vida íntima sólo te importa a ti. Ya sabes cuánto odio tener que explicarte mil veces todo, lo sabes, pero tú para fastidiar vas y me obligas a decirte exactamente cada cosa que hago y por qué la hago. Me tratas como a una enana nauseabunda. Ninguna de mis amigas tiene una madre tan desconfiada como tú; ninguna.
Una vez más, Nela demuestra una habilidad pasmosa a la hora de salirse por la tangente. Es muy diestra con el manejo de la aguja de marear. Cree que terminaré olvidando el motivo inicial de la discusión. Pero se equivoca, porque yo voy conociendo poco a poco sus viles artimañas y ya las sorteo incluso con cierto garbo. Así que me limito a pronunciar gélidamente:
– Observo que lo has entendido maravillosamente bien. ¡Qué hija más inteligente tengo! De modo que, o me explicas exactamente en qué consiste el tema de la discoteca o no te moverás de casa en todo el fin de semana.
Nela necesita sentarse; jura que prefiere vivir bajo un puente antes que permanecer con una madre que la trata tan rematadamente mal. Pone cara de tener ofendido hasta el páncreas. Yo sigo en mis trece: pido el nombre de la discoteca, su dirección, y exijo detalles sobre la falsificación. Nela pone los ojos en blanco. De pronto parece inmensamente aburrida. Desea acabar cuanto antes.
Recita a toda velocidad una retahíla de datos y de personas que también frecuentan el lugar. La lista es interminable y se compone principalmente de casi toda la gente que yo conozco.
– ¿Tienes ya suficiente? ¿O acaso mi comandante desea más información? – suelta ácida.
Me hace gracia, no puedo remediarlo. Mi leve sonrisa desata su histeria.
– ¡¡¡Te chifla humillarme!!! No puedo creerlo – aúlla como loca.
– Falta lo de la falsificación – corto enseguida.
– Tama se va a ocupar; ella conoce a uno que sabe dónde se hace. Yo no sé nada. Sólo tengo que pagar dos mil pesetas. Eso es lo que vale. No sé nada más.
Ahora Santa Nela Bendita es una pobre inocente que se deja arrastrar ciegamente por la bribonería del hampa. Exijo hablar inmediatamente con Tamara.
– ¡NO! ¡No te metas! – solloza aterrorizada mientras tira con rabia de mi mejor jersey. La tensión es demasiado fuerte; noto que ambas estamos exhaustas.
Intento llegar a un acuerdo y dejo que Nela llame a Tamara. Oigo cómo protesta al teléfono; Nela se lamenta a moco tendido de la desgracia que supone tener una madre tan horrible como yo.
– La madre de Tama quiere hablar contigo – anuncia glacial pasándome el auricular.
Contrariamente a lo esperado, la mujer parece sensata y seria. Es anestesista y su marido ingeniero. Se ha informado detalladamente acerca de la discoteca y afirma que se trata de un lugar bastante seguro. No hay drogas. Los alumnos de un colegio respetable frecuentan el lugar. El acceso es estrictísimo: los orangutanes de la puerta echan sin compasión a todo aquel que vaya tatuado y desaliñado. Un amigo de la familia maduro, universitario, se ha ofrecido para acompañar a las niñas. Ella las llevará e irá a buscar personalmente a una hora prudente.
– Además, ¿para qué vamos a engañarnos? Yo creo que bailar es muy divertido. Tamara lo hace constantemente en su cuarto, por tanto, ¿qué más da que baile también en una discoteca? – argumenta la señora pausadamente. Lleva la profesión en la voz.
Después de grandes titubeos, termino accediendo. Nela está pletórica.
– Eres una madre guay. Te quiero, eres guay – canturrea y me zarandea. Acepta mis severas condiciones y requetejura que no fumará ni beberá.
– Eso no pienso tolerarlo. Espero que no me decepciones – advierto contundente.
Telefonea a media humanidad para comunicar la buena nueva y luego se va a la cama dando saltos. Mañana es el gran día y Nela se siente inmensamente feliz.
Mientras tanto, yo no consigo pegar ojo. Sé que mañana pasaré un rato angustioso; permaneceré alerta y dispuesta a llamar a la policía o a arrasar el lugar de perdición en persona. Si en realidad me preocupa tanto la idea, ¿por qué me dejo arrastrar tan fácilmente? Quizás sea porque, a su edad, yo también me colé en una discoteca. Recuerdo que me maquillé todo lo que pude para aparentar diez años más y que bailé como una posesa; claro está que no se me pasó por la cabeza falsificar la documentación… ¡Ay, Dios mío! ¡Lo he olvidado por completo! ¿Se habrán enterado la anestesista y el ingeniero de que nuestras hijas son delincuentes en potencia?
Actividades
1.- Haz un breve resumen del texto que acabas de leer, de unas 6 líneas, aproximadamente.
2.- Describe en pocas líneas cómo es la madre de Nela.
3.- Responde a las siguientes preguntas:
- ¿Por qué tres motivos la llamada telefónica convence definitivamente a la madre de Nela?
- Sin embargo, ¿por qué la madre de Nela cree que termina cediendo ante las peticiones de su hija?
- ¿Por qué la madre de Nela comenta “Lleva la profesión en la voz”?
- Hacia el final, ¿qué quiere decir la madre de Nela cuando llama a las adolescentes “delincuentes en potencia”?
4.- Realiza las siguientes tareas:
Explica con tus propias palabras lo que la autora quiere decir con estas expresiones:
- “Yo sigo en mis trece…”.
- “a la hora de salirse por la tangente”.
- “Nela sólo ve la paja en el ojo ajeno”.
Escoge 6 de estas 13 palabras del texto y defínelas:
“pormenores, inaudito, nauseabunda, artimañas, garbo,
gélidamente, retahíla, histeria, hampa,
anestesista, orangután, desaliñado, pletórico”.
5.- Localiza en el texto lo que se te pide a continuación (siempre copiando la oración en la que está, y subrayando lo pedido):
- Un determinante numeral cardinal.
- Un adjetivo en grado comparativo.
- Un adverbio de modo.
- Un sustantivo abstracto.
- Una conjunción.
- Un adjetivo en grado superlativo.
- Un sustantivo con sufijo.
6.- Encuentra en el texto las siguientes formas verbales:
- Un gerundio simple.
- Un verbo en 1ª persona del singular del Pretérito Perfecto Simple de Indicativo.
- Un verbo en 3ª persona del plural del Futuro Perfecto de Indicativo.
- Un verbo en 1ª persona del singular del Pretérito Perfecto Compuesto de Indicativo.
- Un verbo en 2ª persona del singular del Presente Simple de Subjuntivo.
7.- En las siguientes oraciones del texto, hay un Complemento Agente, un CD, un CI, un Complemento de Régimen Verbal (CRV) y un CC de Cantidad; subráyalos, poniendo debajo el complemento de que se trata:
Estoy a punto de decirle cuatro cosas.
La puerta de la discoteca en cuestión está protegida por dos orangutanes.
Yo no sé nada.
No te fías de mí.
8.- Analiza sintácticamente esta oración del texto:
- “Mi hija está excitadísima”.
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