Lee atentamente el siguiente relato:
Una historia de guerra
Fernando Portolés Reboul
El fusil pesaba mucho y le impedía correr con agilidad. Lo apretaba contra el pecho como un tesoro, aunque no lo había disparado ni una vez. Era de noche y se había desorientado. Estaba solo. Tenía mucho miedo. Un invierno duro dejaba rastros de nieve en algunos tejados.
Había aprendido a correr sin mirar al suelo. Y a soportar aquel hedor que emanaba de la tierra. Vio a su izquierda un agujero en el alambre de espino que bordeaba el lado abierto de la plaza y sin pensarlo dos veces se lanzó a través de él. Intuía que detrás habría una trinchera. Cayó rodando en una zanja llena de agua marrón. Allí el olor era aún más insoportable. Se puso en pie como pudo y agarró el fusil de nuevo. Se limpió los ojos y miró al frente.
Un hombre no tan joven como él, pero igual de asustado, le apuntaba con una carabina. Tenía el pelo pegado a manojos sobre la frente y respiraba con ansiedad. El color azul de su uniforme era muy diferente al verde de su capa.
Se había lanzado dentro de una trinchera enemiga.
Entonces también él le apuntó con el fusil.
Los dos soldados quedaron quietos uno frente al otro. Apuntándose. Los dos temblaban. Del cielo empezó a caer una lluvia de goterones gordos que explotaban contra el agua podrida que lo anegaba todo.
– No sé disparar – dijo el muchacho de la capa verde – Soy pastelero.
Quedaron en silencio durante unos segundos.
– Mi suegro también era maestro pastelero – dijo al fin el hombre del uniforme azul bajando ligeramente el cañón de su arma.
– ¿De verdad? – preguntó el primer muchacho abriendo mucho los ojos – ¿Dónde? A lo mejor le conozco. O mi madre.
– No creo. Vivo muy lejos – El hombre miró nervioso hacia atrás – Escucha. En cualquier momento va a llegar mi sargento con una patrulla de trincheras. Y él sí sabe disparar. Lo hace todo el tiempo.
El joven de verde miró nervioso alrededor.
– ¿Me voy? – preguntó a medio camino entre lo absurdo y lo cómico.
– Detrás de ti, a unos cincuenta metros, hay un montón de tierra – explicó el soldado de azul – Sube por él. Después cruza la plaza por el lado del templete de música arrastrándote. Allí, en los soportales, están los tuyos.
Habían dejado de apuntarse con los fusiles.
– ¿Sabes que en aquella esquina estaba la pastelería de mi madre? – dijo el muchacho de verde.
– Date prisa, vete ya.
Sus miradas se cruzaron un instante. Guardaban en ellas los mismos miedos. Las lágrimas habían abierto en sus mejillas sucias los mismos surcos de piel clara. Y de repente dos cuerpos, uno verde y otro azul, se fundieron en un abrazo fugaz, como dado con urgencia.
Un instante después, el muchacho de la capa verde se arrastraba torpemente por el lodazal de la plaza en dirección a los soportales del otro lado.
– ¿Alguna novedad, soldado? – oyó decir a su espalda en la trinchera que acababa de dejar. Era una voz cavernosa y ruda.
– Ninguna, mi sargento, todo tranquilo – escuchó como respuesta.
– De acuerdo, pero abra bien los ojos.
El hombre de azul hizo el saludo de rigor y se dio la vuelta. Se quedó pensativo, mientras su superior se retiraba ya.
– Mi sargento – dijo señalando al frente – ¿Sabía usted que en los soportales de allí había una pastelería?
El gesto del militar pareció suavizarse un instante.
– Claro que lo sé – respondió – Me crie en esta plaza. Todos los domingos por la mañana acompañaba a mi madre a esa pastelería a comprar una trenza de nueces y pasas para desayunar.
Y como avergonzándose de su momento de debilidad, el sargento torció el gesto y se giró violentamente. Se alejó chapoteando en el agua sucia de la trinchera, mientras al otro lado de la plaza el hombre de verde llegaba a su destino.
El soldado de azul era mi abuelo. En 1951, trece años después de aquel encuentro, volvió a aquella plaza. La pastelería había vuelto a abrir y detrás del mostrador estaba su amigo Salva, el chico de la capa verde.
Y de nuevo, se fundieron en un abrazo. Aunque ya no fue ni fugaz ni urgente.
Actividades
1. ¿Cómo se describe el lugar en que suceden los hechos?
2. ¿Qué similitudes y diferencias puedes mencionar entre los dos protagonistas de la historia?
3. ¿Por qué motivo crees que ninguno de los dos soldados quiso disparar? ¿Qué crees que hubieras hecho de estar en el lugar de ellos?
4. ¿Se puede decir que ambos incumplieron con su tarea de soldado? ¿Qué opinión tienes acerca de esto?
5. Según lo que se puede deducir en la historia, ¿qué similitudes puedes notar entre los dos sargentos y qué diferencias puedes mencionar entre los sargentos y los soldados? ¿A qué crees que se deba esto último?
6. Según tu opinión, ¿qué representa la pastelería en la historia?
7. ¿Qué diferencias puedes mencionar entre el primer y último abrazo?
8. ¿Cuál crees que es el tema del relato? Justifica tu respuesta.
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