El manuscrito

Lee atentamente el siguiente relato:

 

El manuscrito
Emilio Calle

Uno de los sucesos más extraños a los que jamás tuve que enfrentarme fue, sin duda, el robo del manuscrito de Omaz, un inapreciable tratado sofístico medieval, cuya propiedad fue una y mil veces discutida…
Al parecer, el libro había sido descubierto por dos doctos ancianos al mismo tiempo, y desde entonces ambos se lo habían disputado en beneficio de las distintas instituciones a las que cada uno representaba. Finalmente, el manuscrito se guardó en una céntrica mansión, y los dos ancianos siempre malhumorados, se repartían las horas para descifrar los secretos que encerraban aquellas páginas magistralmente trazadas.
Dos años duró esta insólita situación. Pero una noche (poco después de que el nuevo año hiciese su aparición), el manuscrito fue robado y destruido. Al menos, todo parecía indicar que eso era lo que había sucedido.
La noche en cuestión llegué al lugar del suceso después de que éste hubiese tenido lugar, y nada más entrar asistí a una escena que parecía escapar a toda lógica. En el centro de una agradable y espaciosa estancia, dos ancianos (vestidos ambos de gris riguroso) eran separados por un notable grupo de policías atónitos. Uno de los ancianos llegó a levantar su bastón en actitud claramente hostil (afortunadamente, el golpe se lo llevó la oreja de un comisario muy lento de reflejos). Con notable esfuerzo lograron por fin que los dos viejos se situaran a distancias prudenciales. Al parecer, ambos se acusaban mutuamente.
Me acerqué a mi viejo amigo el comisario y le pregunté sobre lo ocurrido.
-No hay mucho que pueda decir. A eso de las doce, Esteban, uno de los custodios del manuscrito, fue alertado por unos extraños ruidos en el interior de la casa. Temeroso por el manuscrito, corrió hasta la habitación donde lo guardaba y encontró que la estancia había sido saqueada, y el libro, robado. Todo estaba revuelto. Jacobo, el otro custodio, apareció en escena y juntos oyeron que un coche huía precipitadamente. Se asomaron a uno de los ventanales y vieron cómo el presunto ladrón cometía una torpeza al volante, provocando que el automóvil se estrellase contra un poste metálico. Repentinamente, el coche estalló. El conductor, malherido, logró salir del fuego y se perdió entre las sombras. Pero ambos viejos están dispuestos a jurarlo: no llevaba el manuscrito consigo. Cuando llegaron los bomberos no quedaba del coche ni el recuerdo; era un pestilente amasijo de hierro y carbón inservible. Nada ha quedado del famoso manuscrito… Ahora los dos viejos se acusan mutuamente de ser los instigadores tanto del robo como de la pérdida del libro. Del ladrón no hay huellas ni dentro ni fuera de la casa.
-¿Podría decirme qué estaban haciendo ambos custodios a la hora en que se produjo el robo?
-Tanto Esteban como Jacobo se encontraban leyendo en sus dormitorios cuando escucharon los ruidos.
-Y supongo que ambas habitaciones están en la misma distancia del lugar donde se guardaba el manuscrito.
-Prácticamente…
-Entonces…

Actividades

1. Según tu opinión, ¿quién ha cometido el robo? Explica qué datos o pistas te permitieron llegar a esa conclusión.
2. Ahora lee la solución del autor:

Solución

…pregúntele a Jacobo dónde ha escondido el manuscrito.
Ninguno de los dos ancianos podía robar el manuscrito sin desatar un escándalo, por lo que no sólo había que robarlo, sino, además, provocar la ilusión de que había sido destruido. Para ello, se contrató a un cómplice que a una hora pactada debía hacer creer que huía y que, posteriormente, se estrellaba contra un poste metálico. Luego provocaría la explosión del vehículo para que todos pensaran que el manuscrito ardía dentro. Pero ese cómplice en ningún momento entró en la casa, lo que explica el hecho de que no se haya encontrado huella alguna de su paso. No, el robo fue cometido por uno de los ancianos. Poco antes de medianoche fue hasta la habitación del manuscrito, se apropió de éste y desordenó la estancia para que fuera evidente que alguien había estado allí. Ningún ladrón profesional desordenaría lo más mínimo si conoce con claridad su objetivo. Bien, Jacobo se hace con el manuscrito y corre a su habitación. Esconde el manuscrito y, sabedor de que su compañero está despierto, provoca unos ruidos extraños. Entonces, desde su ventana, hace las señales convenidas al conductor, lo que le obligó a demorarse un par de minutos en llegar al lugar del suceso…

Luego de leer la solución del autor:

a) ¿Coincide tu sospechoso con el que presenta el autor?
b) Si tu respuesta es sí: felicidades, eres un gran detective.
c) Si tu respuesta es no, ¿qué pista se te pasó por alto? Explica.

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