Literatura fantástica: cuando lo sobrenatural irrumpe en el mundo natural

La literatura fantástica tiene la particularidad de representar un mundo cotidiano en el que de pronto irrumpe algún acontecimiento inquietante que no puede ser explicado racionalmente. Resulta esencial para este género la presencia de lo sobrenatural. De acuerdo con el teórico Tzvetan Todorov, uno de los primeros en estudiar el género (Introducción a la Literatura fantástica, 1970), quien percibe ese acontecimiento debe optar por una de dos soluciones posibles: o bien los hechos se explican por medio de la razón, o bien se acepta que lo sobrenatural forma parte de lo cotidiano y natural. Para este teórico, lo fantástico puro sucede en el momento exacto de esa duda o vacilación entre las dos soluciones posibles.

Lo fantástico y las transformaciones

Uno de los temas recurrentes en la literatura fantástica es el de las transformaciones. Seres que se convierten en lobos, panteras, gatos o cerdos; entre otros animales considerados crueles o malignos. También hay objetos inanimados que cobran vida: piedras devenidas en dioses o elementos de la cotidianeidad que adquieren la forma de animales.

Lo fantástico y la ruptura de las relaciones causales

Lo fantástico también tiene el poder de desorganizar las relaciones causales y la lógica de acontecimientos. Juega con las yuxtaposiciones, contradicciones y oposiciones de tramas e historias. No escapa a ello el tratamiento del espacio y del tiempo con formulaciones que establecen lo alternativo, entrecruzado, traspuesto con formulaciones que escapan a lo racional, por ejemplo, a la idea de tiempo homogéneo y rectilíneo.

Lee atentamente el siguiente relato:

La soga
Silvina Ocampo

A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga, ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente, hizo una hamaca colgada de un árbol, después un arnés para el caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un pasamanos, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia adelante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza haca atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos, Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara, era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a poco, obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: “Toñito, no juegues con la soga”. La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entres sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla al aire, como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus movimientos; sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia adelante, para retorcerse mejor. Si alguien le pedía: -Toñito, prestame la soga. El muchacho invariablemente contestaba: – No. A la soga ya le había salido una lengüita, en el sitio de la cabeza, que era algo aplastada, con barba; su cola, deshilachada, parecía un dragón. Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena. ¿Una soga, de que se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en las tiendas, en los museos, en todas partes… Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio agua. La bautizó con el nombre de Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía: “Prímula, vamos Prímula.” Y Prímula obedecía. Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las frazadas. Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó el pecho y le clavo la lengua a través de la remera. Así murió Toñito. Yo lo vi, caído en el piso, con los ojos abiertos. La soga, con el flequillo despeinado, enroscada junto a él, lo velaba.

Actividades

1. Relean la primera oración del relato. ¿Pueden establecer alguna relación entre esa oración y la historia que se narra? ¿Qué funciones tiene ese comienzo?
2. Al comienzo del relato se describe en qué se entretenía el protagonista: “sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos”. ¿A qué juegos se refiere? ¿Por qué les parece que el narrador contrapone esos juegos a los juegos con la soga? ¿O estos últimos no son juegos? ¿Por qué sí o por qué no? Para contestar esta última pregunta, tengan en cuenta el final del cuento.
3. Al comienzo del cuento, se dice que a Toñito le gustaban los juegos peligrosos; cuando recibe la soga el chico juega a que la soga es distintos objetos. ¿Cuáles de esas transformaciones de la soga son potencialmente peligrosas? ¿Por qué?
4. A medida que avanzamos en la lectura del cuento, oscilamos entre pensar si la soga verdaderamente se ha convertido en un ser animado o si las menciones a sus acciones se refieren a lo que ésta “parece ser”.
5. Relean el relato y señalen en el texto:

• Cuándo el narrador describe a la soga como una verdadera víbora;
• Cuándo nos tranquiliza, mostrando que las acciones de la soga son producto del juego de Toñito;
• Cuándo no está claro si la soga es una víbora o si sus acciones son resultado del juego.

6. ¿Alguno de ustedes pensó en un final diferente? ¿Quién anticipó que finalmente la soga ahorcaría a Toñito? ¿Quién creyó que el chico se ahogaría? ¿Quién había pensado en un final menos terrible?
7. Relean el texto: verán que el narrador juega con los lectores y muchas de las suposiciones que hacemos mientras leemos se derivan de pistas falsas que aparecen en el texto. Cada uno busque el indicio que le hizo anticipar un final distinto del que efectivamente se presenta.

El cuento “La soga” tiene dos versiones. La primera versión es la que les acabamos de presentar y fue publicada en 1971, en el libro de cuentos “Los días de la noche”. La segunda versión, publicada en 1977, fue incluida en una antología de cuentos para chicos cuyo título es La naranja maravillosa.

8. Con ojo de filólogos (filo: amor, logos: palabra) comparen la primera versión con la que se transcribe debajo. Señalen las diferencias porque luego volverán sobre ellas. Tengan cuidado: si bien algunos cambios son muy visibles hay otros mucho más pequeños. Por ejemplo, mientras en la primera oración de la primera versión se dice que el protagonista se llama Antoñito López, en la segunda aparece solo como Antoñito.

 

La soga
Silvina Ocampo

A Antoñito le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Toñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca, colgada de un árbol, después un arnés para caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un pasamanos, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia adelante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes al principio, luego, poco a poco, obedientemente.
Con tanta maestría Toñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida, que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: “Toñito, no juegues con la soga, que es peligroso”.
La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla al aire; como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia delante, para retorcerse mejor.
Si alguien le pedía:
—Toñito, prestame la soga.
El muchacho invariablemente contestaba:
—No. No y no.
A la soga ya le había salido una lengüita, en el sitio de la cabeza, que era algo aplastada, con barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón.
Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena cuando quería ser desobediente.
¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en las tiendas, en los museos, en todas partes… Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio agua.
La bautizó con el nombre de Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía: “Prímula, vamos Prímula”. Y Prímula obedecía.
Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las cobijas.
Todo el mundo decía a Toñito: “No duermas con la soga, es muy sucia”.
Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo
lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre, pero Toñito no retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó en el pecho y le clavó la lengua a través de la camisa.
Toñito se hizo el muerto como algunos perros amaestrados que no se mueven hasta que el amo los llama.
La soga, con el flequillo despeinado, enroscada junto a él, lo lloraba.
Desde aquel día Prímula cambió de costumbres: se trepaba a los árboles sin permiso, para cazar pajaritos; en la
plaza hacía zancadillas a las personas mayores, se arrojaba al suelo enrollada, en medio de la calle, para servir de barquinazo a los coches. Tuvieron que mandarla al Jardín Zoológico. Hubo dificultades para que la admitieran. El director del Jardín Zoológico no sabía si tenía que catalogarla entre los vertebrados o los invertebrados, entre los carnívoros o los herbívoros. Por último, porque era muy impaciente, renunció a catalogarla y la puso en una jaula vecina de las grullas, que cantaban escalas cromáticas a mediodía, y del osito lavandero, que todo el tiempo lavaba sus manos y la comida que le daban, hasta las galletitas y los chocolatines, que son tan difíciles de lavar.
Toñito visitaba diariamente a Prímula. Por suerte, el Jardín Zoológico quedaba a dos cuadras de su casa. Una tarde que fue a visitar a Prímula la encontró instalada en la jaula vecina. El osito lavandero le había lavado la cola y la barba. Estaba tan limpia que no parecía la misma.
—¿Me permiten que saque el grupo? —preguntó un fotógrafo.
—Un momentito, que me lave las manos —dijo el osito lavandero.
—Acércate más —dijo Prímula.
—Sonrían —dijo el fotógrafo.
Toñito me regaló la tarjeta postal, que guardo como recuerdo.

9. ¿Qué función crees qu tienen las modificaciones que hizo la autora en el relato respecto de la primera versión? En otras palabras, ¿qué efecto provocan sobre la lectura del relato?

• ¿Tranquilizador?
• ¿Moralizante?
• ¿Facilitan la lectura?
• ¿Producen agrado?
• ¿…………….?

Discutan hasta cansarse, siempre probando sus afirmaciones con datos concretos del texto.

El lector

Todo autor escribe imaginando un lector (no es que se imagine a una persona concreta, sino más bien a un grupo de lectores: jóvenes de entre quince y veinte años, chicas enamoradas, niños pequeños, hombres de negocios, etc.). Se trata del lector imaginario, también llamado lector modelo, que el autor tiene como horizonte de expectativas.
Sin embargo, los lectores reales no siempre coinciden con los lectores imaginarios. Un autor de libros para chicos, por ejemplo, escribe para los chicos, pero sus textos pueden ser leídos por personas de cualquier edad. Los chicos son los lectores modelo o imaginarios; los que leen el libro (chicos y grandes) son los lectores reales.

10. ¿Cuál es el lector imaginario de esta segunda versión del cuento? ¿Y de la primera versión?
11. ¿Ustedes pertenecen al grupo de lectores imaginados por Silvina Ocampo para la segunda versión?
12. Cuando un autor se propone escribir para un lector imaginario, también se lo imagina con ciertas características. Por ejemplo, un autor de literatura infantil puede suponer que a los niños los perturban las historias de terror y, entonces, ni se le ocurre escribir una para estos destinatarios; también podría pensar que los niños no pueden leer textos largos, y entonces escribe cuentos sumamente breves. De todas estas formas de imaginar al lector quedan huellas en el texto resultante. Caractericen al lector imaginario en que pensó Silvina Ocampo para la segunda versión de su cuento. En otras palabras: ¿cómo imaginó la autora a los niños?
13. ¿Consideran ustedes adecuadas las modificaciones que hizo la autora? ¿Por qué sí y por qué no?
14. ¿Qué otras cosas le hubieran cambiado ustedes al cuento? ¿O no le hubieran cambiado ninguna? ¿Por qué?
15. Escriban un breve texto de opinión a través del cual recomienden o desaconsejen este cuento para niños. Por supuesto, justifiquen su opinión.

Otras Actividades

1. Busca y copia en tu carpeta las definiciones del diccionario de las palabras en negrita.
2. Describe brevemente a Toñito y a la soga.
3. Piensa y explica si la soga está viva o es imaginación del protagonista.
4. Según tu opinión, ¿qué características hacen que este sea un cuento fantástico? Explica.
5. Cambia el cuento de fantástico a realista en 10 renglones.
6. Realiza una lista de los juegos de Toñito.
7. ¿Has tenido o conociste a alguien que tenga un juguete con el que hable y le responda, desde la imaginación? ¿O el clásico amigo invisible? (cuenta lo que tú quieras contar, recuerda que estamos en la escuela y otro compañero lo puede ver o escuchar)
8. Continúa la siguiente historia y conviértela en un cuento fantástico con un ser increíble, un objeto inexplicable que produce cosas extrañas, un lugar raro que cambia las leyes de la física o lo que tu imaginación desee:

Miré a todos lados, el lugar estaba desierto a esta hora del día, al parecer la gente de este extraño pueblo tiene la costumbre de dormir la siesta. Junto al árbol que tapaba la casa por su enormidad había un punto en donde era más oscuro que la sombra que producía. Me acerqué, sin duda viviría alguien en la casa, aunque no sabría decirlo dado que las ventanas y la puerta estaban cerradas. Llegué al hueco en el árbol y miré adentro algo inexplicable, salió un sonido o voz que no supe precisar, algo extraño habitaba el interior del inmenso y antiguo árbol… (seguís vos)

Otras Actividades

1. Enumera y diferencia los juegos que realiza Toñito antes de descubrir la soga y después de obtenerla.
2. Explica las transformaciones de la soga: ¿Cómo va cambiando físicamente y en actitudes? ¿De qué manera se acentúa su “animalización” y qué importancia tiene en esto el que reciba un nombre?
3. Busca en el diccionario el significado del nombre Prímula. ¿Podría establecer alguna relación con la soga-serpiente?
4. Caracteriza al narrador. Trascribe algunas frases que ejemplifiquen su mirada sobre los hechos.
5. Te parece que hay indicios, pista o señales que adelanten el desenlace del cuento. Enuméralas.
6. ¿Qué aspectos del relato se vinculan con el mundo cotidiano y cuáles con lo sobrenatural? ¿Cómo podrían describir la mirada del narrador sobre estos aspectos?

Otras Actividades

Actividades durante la lectura:

Lee el cuento propuesto y responde algunas de las siguientes preguntas.

Marco de la narración:

1. ¿Quién narra la historia y qué tipo de narrador es?
2. Describe brevemente al protagonista.
3. El niño tiene una relación particular con los juegos, enumera a qué le gustaba jugar.
4. ¿Cómo se relaciona la primara oración del cuento con el desenlace del relato?
5. ¿Qué cosas hizo Toñito con la soga y por qué son peligrosas teniendo en cuenta el final del cuento?

Reconstrucción de la historia:

6. ¿Hay una fecha exacta en que se puedan ubicar los hechos?
7. ¿Qué importancia tiene la siguiente frase en la sucesión de los hechos que se narran? Explique.

“Tirándola con fuerza hacia delante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos…”

8. La soga sufre diferentes transformaciones en este ir y venir de soga a víbora y viceversa. Mencione en cuántos objetos se transforma la soga en este ir y venir del relato.
9. ¿Cómo son los espacios de juego de Toñito? Mencione alguno de ellos.
10. ¿Cuál es el desenlace del cuento? Explica.
11. Se menciona un elemento al que comparan con el sol que es símbolo de la muerte, ¿cuál es dicho elemento?

Actividades de pos lectura:

12. Explica la relación entre el título y el contenido del relato.
13. ¿Cuál es el tema del cuento?
14. ¿Qué animal actúa como mensajero de la muerte en este relato?
15. Realiza alguna de las siguientes actividades para resolver luego de la lectura del cuento:

  • Recomendación de lectura del cuento mediante la simulación de un posteo en Instagram.
  • Un mural digital con la técnica del collage que exprese lo que cuenta la historia.
  • Un tráiler de lectura del cuento.
  • Simular un posteo en Facebook que exprese tu opinión personal sobre el cuento leído (incluye fotos para hacerlo más atrayente).
  • Escribe un diario personal como si fueras uno de los personajes.
  • Un mural interactivo.
  • Otra que te resulte más interesante hacer ya sea en tus redes sociales o en papel en tu casa.

Otras Actividades

Luego de la lectura, realizamos las siguientes actividades:

1. ¿Qué tipo de narrador les parece que cuenta la historia? Justifica tu respuesta con una cita del cuento.
2. Teniendo en cuenta los hechos sucedidos, ¿qué clase de cuento les parece que es «La soga»? ¿Por qué?
3. Explica, con tus palabras, en qué consiste la transformación de la soga que se produce en el cuento. Justifica tu respuesta con algunas citas del cuento.
4. ¿Por qué crees que “Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga”? ¿Cuáles pueden haber sido las razones de esa espera?
5. ¿Cuál crees que puede ser la razón de que Toñito siempre tuviera cuidado de evitar que la soga lo tocara, ya que era parte del juego?
6. ¿En qué momento les parece que la soga cobra vida y actúa con autonomía? ¿Por qué?
7. Lean el siguiente fragmento: “La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba.” ¿Qué intención les parece que tiene el narrador al describirnos este fragmento?
8. ¿Por qué creen que Toñito decide, al final de la historia, no retroceder, cuando la soga volvió con la energía de siempre?
9. Escriban un final alternativo para la historia que acabamos de leer.

Quizás también te interese leer…

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Por razones obvias, no enviamos las respuestas de las actividades.