Lee atentamente el siguiente relato: El mexicano Arkady Avérchenko En un banco del jardín público, una lindísima joven estaba sentada a la sombra de un corpulento tilo secular. Me sorprendió agradablemente su belleza, y me detuve. Fingiendo una agobiadora...
Cuento Realista
Mi entierro
Lee atentamente el siguiente relato: Mi entierro Discurso de un loco Leopoldo Alas Clarín Una noche me descuidé más de lo que manda la razón jugando al ajedrez con mi amigo Roque Tuyo en el café de San Benito. Cuando volví a casa estaban apagados los faroles,...
La gallina degollada
Lee atentamente el siguiente relato: La gallina degollada Horacio Quiroga Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza...
Una casita en el campo
Lee atentamente el siguiente relato: Una casita en el campo Émile Zola La tienda del sombrerero Gobichon está pintada de color amarillo claro; es una especie de pasillo oscuro, guarnecido a derecha e izquierda por estanterías que exhalan un vago olor a moho; al...
El ayuno
Lee atentamente el siguiente relato: El ayuno Émile Zola I Cuando el vicario subió al púlpito con su amplio sobrepelliz de blancura angelical, la pequeña baronesa estaba beatíficamente sentada en su sitio habitual, cerca de una salida de calor, delante de la capilla...
Soledad
Lee atentamente el siguiente relato: Soledad Pedro de Miguel Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una...
La carta de recomendación
Lee atentamente el siguiente relato: La carta de recomendación Autor: Eduardo Wilde Hace poco se presentó en casa, el señor don Pedro Romualdo Mosqueira, que era portador de una carta de recomendación para mí. Atendiendo a ella, pregunté a don Romualdo en qué...
Chango sin espuelas
Lee atentamente el siguiente relato: Chango sin espuelas de Ángel María Vargas Se apean de los burros y atan las riendas en los gajos del enorme algarrobo que vuelca su hirsuta bondad sobre el patio de la escuela. El viento se lleva la nubecita de polvo que ha...
La flor
Lea atentamente el siguiente texto: La flor Leónidas Barletta Después entraron dos muchachos, indecisos, y Margarita los miró en la combinación de los tres espejos del local. Afuera se había detenido un aire frío, duro, que la gente empujaba tercamente. En la...